Luego de un largo día de colegio, estábamos de camino a una tienda de conveniencia para comprar víveres. Hoy nos tocaba cocinar a nosotros, puesto que los padres de Hayami llegarían más tarde de lo usual.
Por fuera se parece a cualquier tienda que estaría en una estación de servicio común y corriente. Hayami abrió la puerta, dejando pasar a Dianna y la mantuvo así para que yo hiciera lo mismo, yo rechacé el gesto con amabilidad y le dije que pasara ella, asintió y entramos al local. No era la gran cosa, lo único diferente es que tenía un sector de productos congelados, máquinas para calentar comida, fotocopiadoras y artículos de librería.
Hayami hizo un gesto para que la acompañara al sector de congelados. Ella tomó una bandeja con carne y me la tendió.
—Hoy toca cocinar Kare Raisu o, mejor dicho: arroz con curry.
—Perfecto, ¿puedo ayudarte a prepararlo? —pregunté mientras ojeaba la bandeja, tenía una buena cantidad de cerdo como para todos. Hayami se quedó un tanto confundida.
—¿Tú cocinas, Gildemeister-San? —no daba crédito a lo que escuchaba. Yo asentí como respuesta.
—Puede que te parezca raro que un hombre cocine, pero es la verdad. Cuando estemos en la cocina te cuento la historia; historias de cocina deben ser contadas en una cocina— dije tras soltar una pequeña risita. Ella asintió feliz y seguimos comprando los ingredientes.
Una vez terminamos de elegir las zanahorias, papas, cebollas, la carne y las pastillas de curry (porque según Hayami era mucho más fácil preparar así el plato), nos dirigimos a la caja, pero nos faltaba alguien.
—Koizumi-San, ¿has visto a Dianna? —ella movió la cabeza para todos lados y se encogió de hombros con una expresión confundida. Yo miré góndola por góndola y vi una cabellera pelirroja en el sector de artículos de librería. Yo suspiré aliviado.
—No te preocupes por ella, ya vendrá. Mientras paguemos—Ella asintió y fuimos a la caja.
Mientras estábamos en la fila, Dianna apareció con una variedad bastante grande de marcadores.
—Holis—nos saludó con una sonrisa infantil.
—Gute nacht. Imagino que tú pagarás todo eso—puntualicé viendo todos los marcadores que tenía en las manos. Ella se rio algo nerviosa, ladeó varias veces la cabeza tratando de formular una palabra, pero se trabó en el intento. Suspiró y dijo algo afligida:
—Emm... ya vuelvo—se fue a la góndola donde estaban los artículos de librería y volvió con solo 5 marcadores.
—Mejor, ¿no crees? —ella bufó e imitó mi voz con tono burlón. Con Hayami nos reímos.
Una vez que fue nuestro turno en la fila, pagamos por todo y nos fuimos de la tienda.
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Transferido a Japón (Pausada)
Teen Fiction¿Alguna vez quisiste ir a estudiar al extranjero? Si tu respuesta es sí, posiblemente te sientas como Alexander Gildemeister, un adolescente argentino que quería viajar a Alemania pero, por motivos de dicho país tuvo que viajar a Japón, junto a su m...