Untitled part

9 1 0
                                    

¿Sabes? Siempre fui consiente de las trampas del amor romántico, siempre viví en cuentos de hadas y descubrí que no eran reales a tiempo. Y, a pesar de conocer el peligro de la idealización de personas e incluso reconocerlo; aún así caigo en esas trampas.

Supongo que no se puede ser lo suficientemente inteligente como para escapar de ello y heme aquí, ahogándome en sentimientos estúpidos, llorando por las noches, charlando con mi reflejo a las 3 de la mañana diciéndome "ya sabías a lo que te atenías, ¿qué esperabas?"; pero... ¿realmente esperaba algo? Intento hacerme creer que no, pero claramente sí.

Tengo 20 y aún me enamoro como las niñas de 12 años, con todo el corazón, llenas de ilusión y sin conocer realmente lo que tienen en frente. Odio mi inocencia, sigo viviendo en un mundo color rosa; soy como Ariel en cuestiones del amor: demasiado ingenua; doy tanto sin mirar a quién porque creo que todos merecen lo mejor y aún así me olvido que soy parte de ese "todos" y que yo también merezco lo mejor.

Reflexiones por Dasha GrotvickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora