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De la nada ha llegado un viento frío que me ha dejado temblando, indefensa como un pequeño ratón en medio de una tormenta en la gran ciudad. 

Sola, asustada.

Busco refugio sin suerte. ¿Quién acogería en sus brazos a alguien como yo? Es desagradable mi presencia, las miradas sobre mi no son de aprobación.. 

¿A dónde correr? Si no hay lugar que soporte mi presencia. ¿A quién acudir? Si no hay persona a la que le apetezca verme, ni siquiera yo soporto mi propio reflejo. 

Quisiera huir y esconderme, a nadie le afectaría en lo más mínimo la falta de mi presencia. Quisiera poder acabar conmigo, partir al sueño eterno pero soy cobarde. No sé cuánto tiempo más soportaré, un año... Una semana... Tres días... 

Tal vez me torture hasta terminar encerrada con una camisa de fuerza para impedir hacerme daño o tal vez, en un ataque de ira o tristeza, acabe conmigo misma ya sea con alcohol y pastillas o desangrándome en un baño. 
Cuando decida que hacer será por mero impulso, cuando decida que hacer no habrá marcha atrás y lo que tenga que acabarse se acabará.

Reflexiones por Dasha GrotvickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora