La cuarta guerra ha terminado y se podría decir que la paz en la aldea oculta entre las hojas ha reinado, pero eso no significa que los ninjas de la villa no dejen de esforzarse para hacerse fuertes. Entre ellos está Sakura Haruno, una Kunoichi con...
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer... La primera vez que vi a esa mujer. Nuestro padre había insistido en visitar a una princesa, una de las más importantes, había decidido presentarnos, a mi hermano y a mi, porque se supone que nosotros seríamos sus futuros guarda espaldas y además, los lideres de su guardia.
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La vez que la vi por primera vez, yo solo era un niño, pero aún sin entender muy bien los sentimientos que tenían las personas hacia una persona que querían, yo juré haberlos sentido apenas y posé mis ojos en su bella tez. Su cabello era raramente rosado y sus ojos... Joder, sus ojos. Era algo inexplicable en ese tiempo, pero de algo estaba seguro, estaba decidido por querer protegerla por el resto de mi vida, quería pasar toda la vida junto a ella.
Cuando ella posó su mirada en nosotros, recuerdo que mi corazón se aceleró, estaba nervioso, solo optaba por esconderme detrás de mi padre al igual que Ashura.
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Ella se volteó a vernos con una gran sonrisa como si estuviera esperándonos con ansias, se acercó a nosotros y se agachó para posar sus manos sobre nuestras cabezas, desordenando nuestros cabellos. Aquel gesto nunca me había gustado de una persona hacia mí, lo encontraba muy infantil, pero el que ella lo hiciese era totalmente distinto. Me gustó.
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Su misma presencia era agradable, en esos días no entendía bien lo que sentí, pero hoy en día puedo decir con claridad y seguridad lo que sentí esa vez: Amor.
