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PATRICE:

Patrice se despertó a duras penas, había estado toda la noche llorando y no tenía fuerzas. A su lado, Hermione la miraba entristecida.
—Creo que deberías quedarte hoy aquí, mírate.—Patrice tenía unas profundas ojeras y estaba rodeada de pañuelos sucios. Él día anterior, Patrice y Neville habían discutido, y esta se había retirado a su habitación, donde había estado desde entonces.
—Tienes razón Hermione, pero los exámenes están a punto de comenzar y tengo que estudiar...
—Patrice, sabes perfectamente que no te vas a concentrar—Al ver que la rubia no iba a ceder, Hermione rectificó— Hagamos una cosa, vienes a clase, pero al acabar vuelves aquí y duermes, yo te acompaño.
—Está bien Hermione, eres una muy buena amiga, gracias—Patrice sonrió por primera vez en muchas horas y las dos chicas se fundieron en un abrazo.
—Pero lo primero...—Hermione le quitó las gargantilla que meses antes le había regalado Neville a Patrice— Quítate esto, te recordará demasiado que está enfadado contigo.

Patrice y Hermione se vistieron. Patrice se miró al espejo. Estaba realmente penosa. Tenía la piel más pálida que de costumbre y unas grandes ojeras adornaban su cara. Tenía la nariz roja de tanto sonarse y apenas tenía fuerzas para sonreír. Bajaron a la sala común y se encontraron de frente con Neville, Harry y Ron.

NEVILLE:

Harry despertó a Neville, no había pegado ojo en toda la noche y tenía unas ojeras parecidas a las de Patrice.
—Vamos colega. Estás horrible.
—Déjame dormir un poco más...—Gruñó el Gry.
—No
—Si
—No
—Si
—No pienso parar hasta que te levantes—Harry había comenzado a darle golpes en la oreja, de manera molesta.
—Vale, vale...—Neville se levantó y se vistió, quitándose la pulsera que tenía a juego con Patrice. Bajó a la sala común, y se unió a la conversación de Ron y Harry. Al cabo de cinco minutos, Patrice bajó a la sala común.

PATRICE:

A Patrice se le formó un nudo en la garganta al ver a su mejor amigo en ese estado tan lamentable, pero lejos de perder su orgullo, agarró la mano a Hermione y juntas se dirigieron al comedor. Patrice apenas tocó el plato. Esperó pacientemente a la castaña y se dirigieron a la planta baja, a la clase de Transformaciones.

Durante toda la clase, Patrice estuvo en una especie trance. Miraba a un punto fijo, y apenas escuchaba cuando alguien le hablaba. Llegó incluso a preocupar a la profesora McGonagall.
—Señorita Lewis, está hecha un desastre, al igual que el señor Longbottom. Les recomiendo a los dos encarecidamente que vayan a la enfermería después de las clases.

NEVILLE:

Al terminar las clases, Neville se fue a la biblioteca a estudiar, sin apenas darse cuenta de que sus amigos, Ron y Harry, le seguían desde lejos.

Entró a la biblioteca sumido en sus pensamientos. Iba mirando su libro de Herbología, Mil hierbas y hongos mágicos de Phyllida Spore sin estar presente. No había sonreído desde el día anterior y, según todos los estudiantes, no era él.

El rumor de la discusión de Patrice y Neville había corrido como la pólvora, y apenas podían dar unos pasos sin que un grupo de estudiantes les preguntasen sobre lo ocurrido o cuchichearan en voz baja.

Se sentó en una de las mesas más ocultas de la biblioteca para que no lo molestasen y con aire sombrío comenzó a leer el libro de Pociones.

Ron y Harry se sentaron a su lado, y le miraron, sin decir nada.

—¿Qué queréis? Estoy estudiando —Dijo Neville molesto. Tenía la voz ronca y áspera, señal de que había llorado en algún momento ese día.

—Solo decirte que eres un idiota.

—Y que deberías ir a la enfermería. ¿Te has mirado al espejo?

—Dejadme en paz. Tengo que estudiar.

—Tío, tienes el libro del revés.

Neville le dio la vuelta al libro azorado. Gruñó levemente y les dio la espalda. Tragándose su orgullo, preguntó:

—Y... ¿Cómo está Patrice?

­—Está destrozada. Tiene peor aspecto que tú, y eso ya es hablar —Explicó Harry.

—Creo que se la ha llevado Hermione a la enfermería, estaba realmente horrible. Super pálida y ojerosa —Puntualizó Ron.

—Ya, bueno. Gracias­ —A Neville le tembló la voz, y se limpió una lágrima simulando que se rascaba el ojo.

PATRICE:

Hermione acompañó a Patrice a la enfermería. Esta última iba a regañadientes, insistiendo en que estaba bien y que no necesitaba molestar a la señora Pomfrey.

Al llegar, esperaron a que Poppy terminase de atender a los alumnos. Patrice observó por el rabillo del ojo que un alumno un par de años mayor estaba sentado en una camilla con la cara llena de  grandes pústulas, dando paso a un espectáculo algo desagradable.

—Sin duda, obra de Fred y George  —Dijo la castaña, mirando hacia el mismo chico   —Mejor no meterse con esos dos.

La señora Pomfrey finalmente terminó de atender a Dean, que había sido víctima de una de las habituales explosiones de Seamus Finnigan. Se acercó a Patrice con los brazos cruzados:

—¿Qué pasa ahora?

—Patrice tiene un aspecto terrible, señora. Apenas ha dormido hoy y tiene los ojos rojos del cansancio  —Explicó Hermione.

—Bueno, creo que un par de noches aquí mejoraran su estado. ¿Dónde está el señorito Longbottom? Siempre está con usted cuando  viene a la enfermería.

Un silencio algo incómodo inundó la sala. Pomfrey pareció comprender la situación, y, azorada, le cedió una camilla a Patrice. Hermione y ella pasaron todo el día hablando hasta que llegó la enfermera y expulsó a Granger.

Patrice se acomodó y comenzó a llorar silenciosamente.

NEVILLE:

Neville se levantó y se vistió. No había dormido nada. Se agachó para mirar el reloj de Harry, que indicaba que eran las siete de la mañana de un sábado. Bajó a la sala común y se encontró con Hermione, que le miraba amenazadoramente.

—¿Eres idiota? Tu mejor amiga está en la enfermería por tu culpa.

—No es mi mejor amiga.

—Claro que lo es, bobo. La han ingresado, no come ni duerme. Harry y Ron pasan a verla a veces, pero tú también deberías. Deja al lado tu orgullo Gryffindor y visítala aunque sea una vez.

Neville salió por el retrato de la Dama Gorda y comenzó a pasear por el Lago. Sabía que Hermione tenía razón, pero su mejor amiga le había ocultado su romance con Theo, su enemigo. ¿Por qué?

Después de un par de horas de debate interno, Neville volvió a entrar al castillo para dirigirse al Gran Comedor, donde los primeros alumnos desayunaban judías y huevos fritos, con aroma delicioso. Se sentó a comer al lado de Harry y se olvidó del tema.

¡Apártate, asquerosa! Neville y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora