Capítulo 9

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Capítulo 9. Un paso a la vez. 


A BaekHyun, los últimos dos días se le habían pasado volando. Todo parecía más lindo desde ese día que había empezado de nuevo con ChanYeol. Aún recordaba la hermosa y sincera sonrisa que el alto le había dedicado durante su clase de Inglés, cuando decidió sentarse a su lado y comentarle que su fiesta de cumpleaños sería ese fin de semana y que era indispensable su presencia.

Nunca se imaginó lo mucho que podía aprender de alguien en menos de cuarenta y ocho horas, y no terminaba de sorprenderse con cada cosa que notaba acerca del menor. Primero, el chico era realmente todo sonrisas, nada que ver con esa aura solitaria y deprimente que lo envolvía hasta hace un par de días. (Y ¿cómo no? Ahora el rubio le daba los buenos días, lo ayudaba realmente con sus estudios, lo mantenía entretenido durante el almuerzo y lo esperaba a que saliera del trabajo para ir juntos a casa y merendar en familia)

También, pudo notar que el castaño era bastante infantil pero a la vez muy maduro: tenía gestos lindos, una sonrisa que le partía la cara, su risa era estruendosa y aplaudía cuando algo le hacía demasiada gracia, hacía pucheros de cuando en vez (sobre todo cuando no entendía de qué iba la materia que repasaba) y adoraba las películas de Disney, y al mismo tiempo disfrutaba mucho de tener conversaciones profundas como la que habían mantenido la noche anterior sobre la filosofía que envolvía el fascinante mundo de George Lucas. Descubrió, quizás demasiado rápido para el gusto de cualquiera, que su nuevo compañero de cuarto  era todo un bromista, sarcástico, y un poco pesado cuando se lo proponía. Al principio pensó que no encajaría con sus amigos, o al menos que no se les abriría muy rápido, pero vio su error al notar que ChanYeol era muy amigable, e incluso ya tenía confianzas con Kai.

Mierda, se había pasado gran parte de esos últimos días conversando con el chico, dándole un respiro sólo para hacer las tareas y dormir. Ni siquiera en los Mangas Shoujo que jamás admitiría que leía cuando estaba solo en su habitación sin nada mejor que hacer, había visto una relación cambiar tan drásticamente (bueno, probablemente si sucedía, pero su vida no era un jodido cómic para adolescentes hormonales) como la de ellos dos y no sabía si sentirse a gusto o asustarse de lo mucho que le gustaba el por fin haber superado su actitud de mierda.  El lunes habían decidido comenzar de nuevo, el martes había conversado con JongDae, y los últimos dos días habían estado prendidos en uno al otro como sanguijuelas. Ni siquiera había pensado una sola vez en su fiesta de cumpleaños, y siendo el hijo de puta egoísta que era a veces, eso era mucho decir.

De hecho, tenía a todos sus amigos más que invitados ese sábado a su casa y estaba tan sumido en su nueva amistad con el alto que se había olvidado por completo que de hecho, estaba castigado. Ya estaba a un par de días de la esperada celebración y aún no había pedido el permiso a su madre para usar el salón de eventos que tenían en la parte trasera de la mansión.  Simplemente lo había olvidado, así como todos sus problemas, todo pasó a segundo plano debido a cierto pose de luz andante.

Y en eso estaba, perdido en sus pensamientos un viernes por la tarde mientras hacía quehaceres en la cocina del restaurante. Y podría haber seguido con ello, pero alguien decidió lo contrario.

— Oye tú, despierta ya- Le dijo una voz familiar, para luego sentir un pequeño golpecito en su brazo.

—¿Y eso por qué?- Se quejó el rubio.

—Porque como estabas soñando despierto, echaste jabón de más al lavaplatos y ahora mira cómo está la espuma.

—¡Mierda!- Gritó al ver como efectivamente, la espuma salía y se escurría hasta el piso, de paso ensuciando su camiseta amarilla- ¿Por qué no me dijiste antes ChanYeol?- Se quejó frunciendo el ceño y lanzándole un poco del líquido burbujeante al castaño que secaba los platos a su lado.

Baby, Don't Cry {ChanBaek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora