Capítulo 5

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Capítulo 5. Empezar de nuevo.

Estaba literalmente atragantándose con esa tostada con mantequilla. No podía evitarlo, tenía un hambre feroz desde más o menos la hora de almuerzo. Tanto así, que ese simple plato de comida le parecía lo más delicioso que hubiese probado en sus cortos 22 años, y lo estaba engullendo sin preocuparse de sus modales.

Kim JongDae era un ángel caído del cielo. No se habían visto nunca antes, y ahora lo tenía merendando en su casa. Después de toda la mierda que había estado viviendo, después de la horrible pelea con BaekHyun hace unas horas, este pequeño pedazo de cielo lo hacía feliz.

Cuando estuvo a la mitad de la segunda pieza de comida, escucharon el timbre sonar.

—Espera aquí ¿vale? Iré a ver quién viene a estas horas.- Dijo el más bajito a su invitado, saliendo de la cocina.

El timbre volvió a sonar. Quien quiera que fuese estaba realmente desesperado, y tenía muy probablemente el juicio trastocado. Era tarde ya como para ir por la vida metiendo ruido en casas ajenas. Pero bueno, Park ChanYeol no era quien para quejarse. A pesar de que tenía sus razones, también estaba abusando de la hospitalidad de un completo desconocido que lo había recogido en el parque como si de un gato callejero herido se tratase.

Aún no sabía muy bien exactamente qué estaba haciendo con vida. Sólo sabía que tenía una pena y una rabia tremenda. Hace horas, y luego de gritarle unas cuantas verdades su nuevo hermanastro había salido de la habitación que compartían para correr a encerrarse al baño, donde lloró sin consuelo alguno durante una larga y solitaria media hora. Tomó una ducha fría para intentar calmarse, cosa que tampoco funcionó. La frustración y sus recuerdos, que lo acechaban sin descanso, lo tenían al límite, tanto así que cuando intentó hacer algo con su cabello mojado, y aún con la toalla alrededor de su cintura, pegó un grito y golpeó sin pensarlo su reflejo en el espejo. Se cortó la mano izquierda en muchos puntos. Obviamente el espejo quedó hecho añicos.

Dolía un carajo.

No le importó mucho el estado de su brazo izquierdo, ni mucho menos el desastre que había dejado en el baño. Quería estar lejos ese lugar, del dolor y de esa sensación horrible de soledad. Quería encontrar paz en algún lugar de ese maldito barrio.

No la encontró jamás.

Se visitó rápidamente, no se preocupó de comer ni de secarse el cabello, que aún goteaba cuando salió de la gran mansión (en la que ya no había nadie) pegando un portazo. El rubio que dejó atrás probablemente no notaría su ausencia. Por alguna razón que desconocía, ese hermoso chico lo odiaba. Sus riquísimos labios rosados jamás pronunciaban su nombre si no era estrictamente necesario, y no era amable salvo en contadas ocasiones. Su risa escandalosa llenaba las salas de clases hasta que sus miradas se cruzaban, y era en ese momento que alejaba sus ojos oscuros o azules, dependiendo de sus contactos, de él y cambiaba el tema o se daba media vuelta para no volver a topárselo.

Sus amigos, con los que había salido hace muy poco probablemente recién se venían enterando de su existencia.

En circunstancias normales, estaba seguro que podrían haber sido amigos. Si el mayor no lo odiara tanto sin razón, quizás podrían ser hermanos normales. Había sido cruel, egoísta, insensible, y aun así, no quería tener sentimientos negativos hacia él. Sentía que el BaekHyun que conocía no era real, sentía que el verdadero yo del bajito no era ese que no tenía respeto por su difunta familia, que lo ignoraba y que lo ocultaba de sus conocidos.

En un universo paralelo, estaba seguro que el Park ChanYeol de esa realidad alternativa habría parado a Byun BaekHyun al verlo en la calle y le habría pedido una cita, le habría coqueteado hasta que aceptara salir a un pub o a una discoteca, le habría tocado su perfecto trasero bailando alguna sucia canción latina de moda y lo habría besado sin descanso contra la pared cuando le pidiera indecentemente "ir al baño".

Baby, Don't Cry {ChanBaek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora