Capítulo 6

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Capítulo 6. Segundas impresiones.


<<Mierda, que dolor>>

Pensó Park ChanYeol despertándose de un largo sueño. Por alguna extraña razón se sentía muy descansado. Se incorporó apoyándose en sus brazos y soltó un quejido. Miró sus muñecas, sólo para encontrase con su mano izquierda y todas las vendas y curaciones que le había hecho Kim JongDae la noche anterior. Se sintió mal. No debió haber hecho algo tan estúpido como romper el bendito espejo del baño.

No tardó en notar que estaba solo, la cama de su compañero abierta. No había rastros de otra persona en la habitación. El reloj ya marcaba las diez y pasadas.

Se levantó con algo de dificultad, y salió al pasillo a buscar al rubio. Sabía perfectamente donde lo encontraría y para ser francos le daba un poco de vergüenza haberse quedado durmiendo hasta tan tarde. Tal como lo pensó, BaekHyun estaba arrodillado en el suelo del baño, aún con su ropa de dormir, fregando el piso con fuerza. Estaba limpiando la sangre que había dejado el día de ayer. Su sangre. No recordaba haber sangrado tanto, pero a decir verdad actuó de forma tan impulsiva que con suerte recordaba haber pegado el puñetazo.

Notó que la pala y la escoba estaban apoyadas con la pared, a un lado de una bolsa negra cerrada donde probablemente estarían los restos vidrio.

Pensó en irle a ayudar, pero ese pequeño cuarto era tan estrecho que difícilmente cabrían los dos allí dentro. ChanYeol quería hacer algo útil, no se le daba bien esto de que alguien más se hiciera cargo de sus desastres.  Pensó que podría prepararle un rico desayuno. Sabía que al mayor le gustaban las frituras, las tortas, la crema y las frutillas, y en realidad lo agradecía porque no tenía intenciones de usar el horno ni nada que se relacionara con fuego. Aún le costaba verlo.

Fuego.

Ese día que su vida cambió para siempre había fuego por todos lados. Estaba tirado en medio de la carretera. El auto en el que viajaba estaba en llamas. Sus padres le pidieron sacar a YooRa de ahí, lo recordaba tan nítidamente que daba miedo. Ese día, en ese momento no le importaron sus lesiones ni las posibles quemaduras que tendría luego y sólo se concentró en sacar a la chica del auto destrozado.

Ese día pudo sentir el corazón de su hermana latir a ritmo irregular. ¿Por qué no llegaba la ambulancia? ¿Por qué demonios no pasaba ningún vehículo por allí? Encima el conductor del camión estaba muerto. No había quien los ayudase.

Cada vez que veía fuego, esas atroces imágenes invadían su cabeza y se reproducían como disco rayado, una y otra y otra vez. La última vez que intentó cocinar en aquella casa, casi quemó la cocina. Se paralizó ante los abrumadores recuerdos.

<<Mierda, concéntrate>>

Sacudió su cabeza, y se preocupó de preparar el rico desayuno para BaekHyun. No iba entristecerse, no iba a causar más problemas. Iba a tratar de trabajar con lo que tenía y evitar cualquier situación que pudiese arruinar esta nueva relación que había comenzado con su primo, hermanastro o lo que fuera. Por mucho que en su corazón aún le guardaba un poco de rencor, estaba feliz de esta nueva oportunidad de llevarse bien y salir de poco del maldito agujero en el que había caído. Sabía que pudiese ser sólo la culpa o lástima la que motivara al mayor a comportarse de la forma linda que había hecho ayer, pero eso era mejor que volver a como había sido todo el mes pasado ¿no?

Quizás se estaba adelantando, por estar demasiado emocionado. Se sentía bien, se había sentido correcto, porque realmente había estado muy solo, y un poco de cariño bastaba para derretir su corazoncito.

En fin, le importaba una mierda todo ahora. Era mejor disfrutar.

No tardó mucho en tener preparada la comida: Avena, yogurt y frutillas picadas, para él y para el rubio. Preparó una bandeja con dos potes de la mezcla, dos tazas de café con leche y servilletas. Luego, con mucho cuidado subió las escaleras y dejó todo en la habitación.

Baby, Don't Cry {ChanBaek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora