N u e v e . 💞

1.8K 325 28
                                    

Sus inmensas ganas de vomitar han ganado la batalla. Ahora, está de rodillas junto al inodoro sacando con fuertes arcadas todo.

No sabe si está vomitando por lo absurdo que es el regalo o porque de verdad le haya gustado.

—Es una mierda absurda— repite en voz alta, mientras cepilla sus dientes.

Enjuaga su boca, y regresa hasta su cama, donde él bobo regalo se encuentra. Verlo de nuevo le da una extraña sensación en él estómago como si quisiera volver a vomitar. Pero lejano a un malestar, se siente más como un lindo papaloteo.

—No puedo creer lo que estás haciendo Erick— dice al aire desamarrando el nudo del enorme moño.

La tapa se cae casi por si sola. A primera vista, sus ojos se iluminan por la gran variedad de caramelos que hay; muy buen obsequio.

Sus ojitos verdes observan el peluche del dentro con una anormal emoción. Le gusta mucho.

—Voy a llamarte Joel— lo saca y por instinto lo acerca a su nariz —Hueles como el verdadero Joel— acaricia el lobo, es tan suave que le da cosquillas.

Le parece estúpido. Un regalo estúpido, con un lobo estúpido, cartas estúpidas, frases estúpidas, colores estúpidos, en una caja estúpida, hecha por un chico estúpido, para un chico aún más estúpido.

—¿Que hecho yo para merecer esto?— susurra a manera de queja.

Está seguro que, haber recibido la caja es un lindo gesto, que le gustaría se volviera a repetir.

—Mamá, ¿Que se supone que haga?— mira el techo buscando la respuesta para su duda.

Nunca se habían preocupado tanto por él en su vida, ni siquiera la difunta madre del ojiverde. No sabe cómo corresponder a un abrazo, mucho menos a un detalle de ese tipo. Y como saberlo, si no le había ocurrido jamás.

En un intento de recostarse bien sobre la cama, accidentalmente su pie golpea la caja y se voltea tirando todo al suelo.

—Tonto, mil veces tonto— se resigna a levantarse.

Balbuce cientos de cosas negativas con respecto a su torpeza, y coloca el objeto contenedor de tanta chuchería.

Admira por unos segundos el montón en el suelo, y lo que llama fuertemente su atención, es un extraño sobre. Que saca de entre todo, para ver él porque de aquella diferencia.

Tira el envoltorio amarillo a un lado, quedándose con la carta muy bien detallada.

—¿Quieres ser mi novio?— lee el final.

Traga saliva fuertemente. ¿Qué de supone que debe decir? ¿Sí?

Su respiración de vuelve un poco anormal unos minutos, así que camina en retroceso para sentarse a analizar la situación.

¡Odio San Valentín! ¡! TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora