C a t o r c e . 💞

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—¿Donde estabas muchacho?— interroga con dirección hacia Joel, la señorita Julia.

—En su habitación, ¿Donde más?— interviene Erick.

—Ese no es tú asunto Erick, cuando llegue tu momento me respondes— lo mira unos segundos, antes de volver a Joel.

—Perdoneme señorita, pero no tiene porqué hablarle así— argumenta el rizado.

—¿Estás escuchandote? ¡Suenas igual de irrespetuoso que él!— grita Julia.

—Usted es la irrespetuosa aquí— vuelve a hablar el ojiverde.

—Si su preocupación era que alguno de nosotros hubiera tomado la iniciativa de irse, lamentablemente seguimos acá adentro. Y con permiso, nos vamos— se retira dejándola sin habla.

Joel nunca la había tratado así, siempre le había tenido un inmenso respeto, pero tenía que defenderlo. Por fin pudo hacerlo, de entre tantas veces que ella había tratado como una bazofia a su actual novio. De ahora en adelante, eso iba a cambiar.

Exhala con fuerza cuando ya ha salido de la habitación, y casi corriendo, Erick lo alcanza.

—Eso fue... Te amo— susurra tocando su mano.

—Ella estaba portándose mal contigo— responde disfrutando de su contacto.

—Es lindo que me defiendas— muerde su labio inferior, agachando la cabeza.

—Siempre será así, pondría mi ser primero para protegerte a tí— le dedica una amplia sonrisa.

El siguiente pasillo, da a su habitación. Pero el más bajo, ya no quiere estar en la habitación de su pareja; quiere mostrarle la suya.

—Ven— entrelaza bien sus dedos, y corren hasta la puerta del cuarto de el ojiverde.

Abre silenciosamente, lanzándolo contra la cama. Pone el pasador y se deja caer a su lado sobre el colchón.

—Esta un poco desordenado— habla mirando al techo.

—Es lindo para mí— observa su perfil, es muy lindo.

—Todas tus cartas están por allá— le cuenta señalando el piso, del otro lado.

—Me alegro que las valores— finge sentirse mal.

—Las valoro, pero valoro más tenerte aquí conmigo— se sube sobre su cuerpo, recostándose sobre su pecho.

—Eres una persona muy linda, no sé porque todos creen lo contrario— acaricia su cabello.

—Tal vez porque es la verdad, y solo soy lindo contigo— besa su barbilla.

—¿Qué haremos?— susurra luego de unos segundos.

—¿Con qué?—

—Ahora, no hemos comido, y no creo ser capaz de ver el techo el resto del día— ríe acariciando su mano.

—Puedo compartirte de mis dulces, y tal vez te de permiso de leer unas cartas que mi novio me regaló— pasa la lengua por sus propios labios.

—Este es el mejor día de mi vida— presume con emoción.

¡Odio San Valentín! ¡! TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora