O n c e . 💞

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—¿D-De verdad?— tartamudea.

—Si— se acerca un poco más a su lado.

—Crei que dirías que no, porque tú me has gustado prácticamente desde siempre, me parecía improbable que aceptaras ya que siempre que pasabas por mi lado, tú me ignorabas y también...—

—Shh— pone una mano en su boca, no para de hablar jamás.

—Lo siento— susurra cuando lo ha liberado.

—Joel...— sonríe estirando su mano, para sostener la de el mencionado.

—Dime— corresponde su agarre.

—¿Tu sabes besar?— mira su cara de reojo, mientras entrelaza sus dedos.

—Nunca he dado un beso— tose avergonzado.

—Yo tampoco— se sincera.

—¿Tu... Quieres intentarlo?—

—Solo si tú quieres— sonríe nervioso.

—No tiene que ser tan difícil— comienza a acariciar cuello.

—Supongo que no— acerca su cara más a él.

Joel cierra los ojos, el ojiverde lo imita.

Con su mano, va pegándolo más a su rostro y termina de arrimarse, uniendo sus labios en forma de piquito mutuamente.

Unos segundos son suficientes para hacerse estremecer.

El rizado abre sus labios, tomando el inferior de Erick; observar películas de amor suelen ser de ayuda.

Jadea al sentir como el más alto lo succiona, es mejor de lo que pudo fantasear.

En un torpe intento, le sigue el ritmo chupando ahora él, su labio superior.

Sus labios son suaves, tal como lo pensó al verlos tan de cerca.

Su lengua parece estar atrapada y querer salir con urgencia, así que sin preocupaciones, la deja escapar, con dirección a la cavidad bucal de Joel.

Este suelta un grito ahogado por lo bien que se siente su lengua frotándose contra la suya, cálida y suave.

La saliva puede brotarse de la comisura de sus labios, pero aunque pueda parecer asqueroso, para ellos es dulce.

Una canción parece sonar por igual en sus mentes, ya que se mueven en una misma sintonía, como al compás de una balada, de esas que te emociona cantar.

Un piquito tronado suena al final, cuando ya se han separado. Sus corazones se revuelcan dentro de sus pechos, haciéndose ruborizar, con el increíble calor invadiendo sus rostro.

—Estuvo lindo— susurra el más bajo.

—¿Quieres ir a fuera? No sé, podríamos caminar por el patio, ir por un libro o colarnos en la cocina— infiere mirándolo.

—No, quiero quedarme aquí— sonríe en su dirección —Quiero acostarme acá en la cama, a seguir descubriendo maneras diferentes de besar a mi novio— muerde su labio.

—Tus planes me gustan más— acaricia su mejilla izquierda, plantando un fuerte beso en su frente.

¡Odio San Valentín! ¡! TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora