F i n a l . 💞

1.2K 223 45
                                    

El satisfactorio sentimiento de que ha hecho las cosas bien, invade todo su cuerpo.

Tiene la obligación personal de proteger a Joel, de personas como ella. Que crean que no merece su amor.

Después de eso, se va a hacer cargo de demostrarle, no solo a la gente, si no también a él, que es lo suficientemente capaz para estar con él.

Mientras camina, piensa en la amplia posibilidad de escapar de ahí.

Su edad ya casi es mayor, y el escaso tiempo que les queda ahí, sería en vano.

Gira sobre su pasillo, y casi quiere correr para contarle a su novio su maravilloso plan.

Escapar, robar un banco, comprar una casa, y nunca más salir de ahí. Porque es lo que quiere, quedarse en la cama con él, por siempre.

O mejor aún, evadir el robo, trabajar y comprar lo necesario para tener una vida ordinaria; salir al parque a comer helado, ir al cine con cada estreno nuevo, comer unos tacos hasta reventar y dormir en una banca solo para ver lo que se siente.

Entre más se acerca, puede notar que su teoría es cierta; la puerta de su habitación está abierta.

Su cara cambia drásticamente, al tener una mala sensación, semejante a un mal presentimiento.

Mismo que involuntariamente lo hace correr.

Sus ojos se abren con pánico, al apreciar la imagen más perturbadora que nunca imaginó.

Se tira en el suelo a su lado, sosteniendo su cabeza con ambas manos, en un intento por besarlo.

Lo consigue, mantiene su labios así solo unos segundos, pues este no le corresponde.

—Mi amor, ¿Qué te hicieron?— solloza mirando con horror lo que le rodea.

—¿E-Erick?— cuestiona con un intenso dolor cruzando por todo su cuerpo.

—¿Que paso?—

—Yo te amo, mucho mucho—

—Yo te amo mucho mucho mucho más, amor— responde secando sus lágrimas —Pero dime a quién carajos tengo que ir a matar por hacerte esto—

—Eso ya no importa, lo importante es que tú estás bien, y así te mantendrás. Ya me encargue de eso— susurra con una sonrisa.

—Joel, no— aumentan su llanto.

—Te amo mucho mucho mucho mucho mucho más, bebé— finaliza cerrando los ojos.

—Mi amor no, no puedes irte, tenemos cosas que hacer... Una familia que construir— murmura acostándose sobre su pecho, gritando de dolor al sentir que su corazón ya no palpita.

Se ha ido.

Como un Correcaminos en el desierto; como llego, se fue.

Su cabeza le gritaba que pudiera ayuda, mientras su corazón le decía que ya no serviría de nada.

¡Odio San Valentín! ¡! TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora