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Renato sólo lo miró fijo por un momento, con el corazón palpitando y el estómago revuelto. No sabía si sentirse conmovido o enojado. Su corazón sentía ambas emociones al mismo tiempo.

Antes de que pudiera hablar, Gabriel dijo: "Sé que es el peor momento posible. Yo... ya sé. Pero me viene haciendo mierda hace un tiempo, y tenía miedo de decir algo porque-" Soltó un largo suspiro y se encontró con la mirada del castaño, el miedo palpable en sus ojos. "Tenía miedo de lo que me pudieras decir."

"¿No podrías haberme dicho algo en el desayuno? O, no sé. ¿Ayer en el sillón? ¿Cuándo éramos sólo vos y yo?"

"Sí." Los dedos del rizado estaban un poco húmedos, y eso nunca sucedía. Siempre era un pibe con cara de póquer, y al verlo tan desconcertado le dolía. Era confuso. E irritante. "Perdoname. Supongo que verte con él esta noche, me voló la cabeza."

Era casi imposible seguir enojado cuando Gabriel parecía tan derrotado. No eran sólo celos egoístas, sino una preocupación real. Estaba abatido, y era difícil saber que eras la causa de todo.

Y no era sólo eso. Aunque el momento no podría haber sido peor, la cabeza de Renato explotó cuando lentamente se dio cuenta de lo que le estaba diciendo.

"Bueno. Entonces, ¿te me estás declarando? ¿Somos... algo más?"

Gabriel apretó los labios y asintió. "Yo por mi parte quiero."

Alivio y emoción corrían por las venas de Renato. De haber podido encontrar la forma de respirar mejor, habría dejado escapar una docena de confesiones -Quise escuchar esto durante tanto tiempo, no tenés ni idea y Quiero que seamos mucho más- pero lo único que pudo hacer fue susurrar "¿En serio?"

El rizado trató de evitar sus ojos, y asintió. "Sí. Digo, si vos no..."

"Sos un idiota." Renato se inclinó sobre el posa pies y lo besó. Fue breve y casi superficial, pero fue un beso, y sintió que ambos se relajaron un poco. "Yo también quiero. Quiero más." Mucho más.

Por primera vez esa noche, Gabriel sonrió de verdad. Atrajo a su compañero en un tierno beso, deslizando una mano por su pelo. Renato había visto este lado dulce y tierno varias veces cuando estaban solos, especialmente este último tiempo, pero ahora casi que lo hacía llorar porque era de verdad. Tenía un significado.

Haciéndose hacia atrás, lentamente pasó su lengua por su labio para probar otra vez el beso de Gabriel. "¿Qué va a pasar en el futuro? ¿En Jardín?"

"No lo sé." El rizado negó con la cabeza. "Creo que estoy listo para empezar a buscar otra profesión."

Renato le sostuvo su mirada por un momento. "¿Querés que yo lo haga también?"

Gabriel tragó. "Yo... Yo no puedo decirte qué hacer con tu vida."

"¿Pero y si fuera tu elección?"

Después de una larga vacilación, el rizado exhaló. "Sí. También quisiera que hagas otra cosa." Besó la frente del chico. "Pero es tu elección."

"Voy a tener que analizas mis opciones," susurró Renato, pasando sus dedos por los rulos de Gabriel. "No va a ser de un día para el otro."

"Ya sé. Te entiendo.''

"Y elegiste un momento de mierda, sabés." El castaño señaló hacia la puerta de la suite. "¿Qué hacemos cuando vuelva?"

"No estoy seguro."

Renato pasó su dedo tiernamente por el borde de la mandíbula de Gabriel. "Bueno, dijiste que no te gusta verme con tipos que no se preocupan por mí, ¿no?"

Intercambio. [Quallicchio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora