Parte 11

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Cuando TaeHyung entró a la casa, se le hizo doloroso no escuchar el usual sonido de los zapatos de su abuela, o su voz desde la sala preguntándole qué tal le había ido en el trabajo. En su lugar, un pequeño pomerania corrió hasta él, levantando sus patitas delanteras y sacando la lengua, para ladrar con emoción.

TaeHyung se agachó, y cogió al perro entre sus brazos. Caminó hacia la sala, encontrándose con la silla mecedora vacía y la televisión apagada. Un semblante triste se dibujó en su rostro, dispuesto a permanecer allí por un largo tiempo más. Se giró hacia las escaleras cuando oyó como alguien bajaba.

—TaeTae, estás en casa.

—JiSoo...

Su hermana se acercó a él. Más bajita de lo que recordaba, ¿O era él quien había crecido? Su cabello negro lo tenía atado en una coleta baja descuidada, y vestía un sencillo conjunto invernal casero, de cardigan y jeans. Ella tomó con cuidado al perro para dejarlo en el suelo, y con sus brazos rodeó los hombros del triste pelirrojo. Este se quedó estático ante tal acto.

—Vine apenas supe lo de la abuela. Lo siento mucho, TaeHyung... —susurró, afirmando más el abrazo— Tranquilo, noona está aquí...

—JiSoo. —La voz le salió rota, quebrada. Envolvió con sus brazos a la mayor, y un sollozo doloroso escapó de sus labios— Ya no está...

—Lo sé, pequeño. Pero a ella no le gustaría verte triste, no a su pequeño risueño —le dijo, empezando a acariciar su espalda, y estremeciéndose cuando el más joven soltó un sollozo en su hombro, y de aferró a ella— TaeHyung...

—¿Por qué ella? JiSoo... Mi abuelita.

Él vuelve a sollozar, y se deja caer de rodillas en el suelo, totalmente derrotado ante el dolor que se aloja en su pecho, y JiSoo se arrodilla junto a él, envolviéndolo entre sus brazos. Lo sostiene con fuerza, permitiéndole llorar todo lo que le hiciese falta, lo que necesitara.

Sabía que su pequeño hermano había sido fuerte demasiado tiempo, fingiendo ser algún especie de juguete de goma, que tras cada caída y golpe no habían marcas en él, que el dolor rebotaría el como las pelotas de goma al ser tiradas al suelo con fuerza.

Pero TaeHyung no era de goma, ni de piedra o acero. Él era humano, un humano demasiado frágil que ya había tenido suficientes despedidas.

𝙞𝙣𝙨𝙩𝙖𝙜𝙧𝙖𝙢𝙚𝙧 • ❛ 𝐡𝐨𝐩𝐞𝐯 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora