Lamentaciones del diablo

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Todas las noches miro a la virgen y beso su temblorosa mano; frágil y delicada, portadora de un rosario donde caen las lágrimas de sus mejillas. Ella tiembla; ella teme, pero es fuerte y valiente... Maldito diablo soy, y que divina es ella. 

El reino de los pecadores es mío, pero María está rezando en el infierno. Sin poder mirarte a los ojos, te pregunto,

- ¿Porqué rezas en este infierno, si los pecadores se hallan en vuestro reino?

A lo que María de los dolores me respondió,

- Llevé conmigo el sino de los cielos, conociendo pues hasta el último de vuestros pecados. Es por ello que rezo hoy en pena por aquellos los tuyos, que serán también los míos.

Por último, María giró su mirada y me hizo volver. Una vez más, ella la gloriosa; y yo el débil.


El InterrogatorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora