Capítulo 4. Harry.

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Mientras aparco el coche frente al edificio de Melanie, la veo sentada en las escaleras que dan a su portal. En cuanto me ve sonríe y se levanta rápidamente. No puedo evitar reírme cuando se tropieza corriendo y casi se cae.

-Eso fue torpe- me burlo mientras ella se pone su cinturón.

-Echármelo en cara fue maleducado- se defiende antes de besar mi mejilla.

Sacudo mi cabeza aún riendo y arranco el coche. Como siempre, pedimos la comida por la ventanilla para vehículos y nos la comemos sin bajar del coche mientras hablamos de cosas sin importancia y contamos chistes malos. De vez en cuando, Melanie me lanza alguna que otra patata que acaba cayendo al suelo con millones de papeles y pone cara de niña buena cuando sin querer mancha el asiento de ketchup.

-Harry- me llama Melanie cuando estoy acabando el último trozo de mi hamburguesa. Cuando asiento hacia ella para que sepa que la estoy escuchando, continúa-. Gracias por haberme ido a buscar a la fiesta la otra noche y por quedarte a dormir conmigo. Estaba realmente mal...- agacha levemente su cabeza, avergonzada.

-Ey, no tienes que agradecérmelo- digo mientras levanto su barbilla suavemente para que me mire a los ojos-. No me gusta verte llorar y no iba a dejarte sola de todos modos.

-Ayer, cuando las chicas me sacaron de fiesta y volví a ver a Siva con otra, como te conté en el mensaje, me di cuenta de que es lo que hace siempre. Primero se acuesta conmigo, al día siguiente me deja destrozada porque lo veo en una fiesta con otra y cuando salgo con mis amigas para distraerme lo veo con otra diferente...

-No deberías estar triste. El que se lo pierde es él, no tú.

Cuando sonríe, su lengua se asoma ligeramente entre sus dientes y gira levemente su cabeza.

-Después de verle con aquella chica te llamé a ti porque siempre haces que me sienta mejor.

Le sonrío antes de poner rumbo a un pequeño parque al que solemos ir desde que nos conocemos. Eso fue el primer año de la universidad, cuando se sentó junto a mí. No sé exactamente cómo pasó, pero al poco tiempo acabó convirtiéndose en mi mejor amiga. Tal vez por su extraña manera de vivir la vida como yo o, simplemente, porque las cosas estaban destinadas a ser así. Poco después su grupo de amigas y mi grupo de amigos se hizo uno y, a decir verdad, no los cambiaría por nada del mundo.

-¿Vamos a trepar árboles?- pregunta emocionada cuando se da cuenta de a donde estamos yendo.

-Sí, pero haz como que no lo sabes, es una sorpresa- le guiño un ojo.

Ella sonríe y asiente.

-¿Recuerdas la primera vez que trepamos árboles?- pregunta unos minutos después.

-Primera semana del primer año de universidad- respondo-. Tú estabas huyendo de tu exnovio y yo te propuse trepar un árbol para que no te viera.

-En realidad no pensabas que iba a hacerlo- se ríe.

-¡Claro que creí que no lo harías!- me río-. Recuerdo la cara de idiota que se me quedó cuando diste un salto para agarrarte a la primera rama.

-No fue mejor que la cara de idiota que se te quedó cuando me caí encima de ti- se ríe ella más fuerte.

-¿Y qué me dices de la cara de tu ex cuando te vio encima de mí riéndote como una psicópata?- le recuerdo.

Nuestras risas siguen llenando el coche hasta que llegamos y no me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo mientras intentamos subirnos a los árboles como si fuéramos niños pequeños. En poco tiempo estoy dejando a Melanie de vuelta en su casa y volviendo a la mía.

La chica de la ventana- Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora