1. Juntos al país del agua

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En una guarida dentro de los territorios del sonido yacían dos ninjas peculiares y generalmente ruidosos haciendo guardia; Karin Uzumaki y Suigetsu  Hozuki. Se les había asignado vigilar el lugar una vez que el Sannin serpiente y Juugo partieron a Iwagakure en busca de pistas y muestras del ADN de lord Kuu. A la pelirroja no le había hecho gracia saber que estaría a solas con el Hozuki por quién sabe cuanto tiempo. Iwa estaba muy lejos, además seguramente la búsqueda, y tratar de infiltrarse a la roca sin hacer mayor escándalo haría más lento el proceso. Total que el universo entero la odiaba y la puso en esa situación. Bufó ante la idea y siguió mirando con hastía el lugar, sentada en un pequeño sofá. Ya hacía unas pocas horas que había discutido de nuevo con el Hozuki por haberla llamado"perro rastreador". 


El peli blanco, por su parte ajeno al humor de su compañera, se encontraba tarareando una pegadiza melodía mientras limpiaba la katana que usaba desde hacía ya mucho tiempo. A él parecía no importarle demasiado estar solo con la Uzumaki por unas semanas, lo que es más... le deba absolutamente igual. Él era así, indiferente de las cosas que no tenían filo ni le servían para cortar. 



O eso creía...


Acomodó su arma en el soporte de la pared y después caminó a la salida de la zona siendo perseguido por la atenta mirada de Karin en todo momento sin que se diese cuenta. Quería tomar un poco de aire, la presencia de la zanahoria le resultaba cada vez más pesada, aunque trató de ignorarla, se dio cuenta de que era imposible. El humor que cargaba la chica le quemaba como brasas en la coronilla, ¿tanto le desagradaba estar sola con él? Respiró con pesadez y se sentó cerca de un árbol bajo su sombra.


Volvió la vista a la entrada de la guarida para ver a Karin en el umbral, parecía algo insegura, pero también podía notar que ella quería decir algo. 


La pelirroja chasqueó la lengua y de mala gana, dando zancadas fuertes y largas, llegó a sentarse al lado del peli blanco.


—Hola—. Saludó Karin a regañadientes. 


Él la miró con la ceja alzada, componiendo cara de confusión, ¿ahora quería entablar una conversación con él? Eso si que era de lo más bizarro. Sin embargo, también saludó. 


—¿Qué tal?— Contestó con tono monótono, como si no tuviera en realidad ganas de conversar con ella. 


Karin se encogió de hombros y su expresión de inseguridad volvió, en realidad no tenía ni la más remota idea de como iniciar, pero debía intentarlo. Compuso una sonrisa demasiado exagerada para ser real y dirigió su vista a su compañero.


—¿Qué haces?— Preguntó aparentando naturalidad, el chico la miró con algo de cautela, como si estuviese mirando a una loca. 


Ella sí que era bipolar, primero llagaba a sentarse junto a él y saludaba con un "hola" a secas, y ahora le sonreía falsamente hablando en un tono que aparentaba ser cordial. 


—Estoy aquí sentado—ironizó cruzando los brazos y encogiéndose de hombros—, al igual que tú. En fin, ¿qué quieres?


—Vi el empeño que pones en cuidar de tu katana—mencionó tratando de sonar lo más casual que podía—, ¿No extrañas la espada de Zabuza?

Juntos al país del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora