La noche había caído, el silencio regía por los alrededores del bosque en Otogakure. La brisa ondeaba las hojas de los árboles con suavidad; Era un ambiente tranquilo y lleno de paz... o eso creía todo aquel que no estuviese dentro de la guarida del Sannin vípero.
-¡Te he dicho que no! -gritó la pelirroja Uzumaki a un atormentado Suigetsu- Tu idea apesta.
Ambos llevaban horas trazando un plan decente que les ayudase a salir sin ser detectados. Karin quería usar los túneles bajo la cueva ocultando su rastro, justo como lo hizo con Orochimaru y Juugo días atrás, pero Suigetsu quería darle más diversión a su misión descolocando a Yamato con un jutsu de clones.
-Vamos, con los clones lo vamos a distraer el tiempo suficiente para nosotros salir por la puerta tranquilamente -bufó cansado de las replicas de Karin.
-No seas imbécil, ¿qué tienes en la cabeza, desechos de simio? tratar de distraerlo con clones sólo levantará sospechas, es mejor no hacer escándalo. Si pasamos desapercibidos nos dará tiempo para alejarnos de aquí, para cuando se den cuenta de que escapamos, ya habremos llegado a la frontera.
El peli blanco sólo puso una mueca de disgusto. Karin estaba en lo cierto, sí, pero él no era un ninja sigiloso, era un espadachín para hacer y deshacer a su antojo. Tenía que replantearse sus ideas, aunque escapar por debajo del radar le resultara aburrido, era la forma más segura de hacerlo. Enfrentarse a Yamato, aunque no directamente, pondría en peligro su meta y nunca tendría otra vez la oportunidad de recuperar su preciada espada. A si que a regañadientes, acepto el plan de la Uzumaki.
-De acuerdo, pero hagamos una cosa - espetó rendido-, usaremos los clones con nuestra apariencia para dejarlos aquí. Seamos honestos, nosotros juntos somos revoltosos y demasiado ruidosos, sería sospechoso que desde fuera se notara la guarida en completo silencio.
Karin asintió, sorprendida de que aportara algo inteligente el Hozuki, quizás todos esos años lo había juzgado mal... después de todo no era tan idiota, a veces.
-Tienes razón, por mucho que me cueste aceptarlo -. Dijo con una mueca incomoda.
-Perfecto -dijo Suigetsu Feliz-. Tú encárgate de la provisiones, yo haré los clones con nuestra apariencia, ellos se encargaran del resto -sonrió de la lado ante esto último.
-¿No sería mejor que cada quien haga su propio clon? - Preguntó Karin estrechando los ojos- No vayas hacer alguna chorrada.
-Que poca fe tenemos -expresó indignado formando un puchero-. Ten por seguro que los haré con la mayor naturalidad posible y no harán nada que afecte la misión, además, ya que tu harás la mayor parte ocultando nuestro chakra, déjame al menos a mí hacerme cargo de algo -. Le aseguró poniendo su pulgar arriba. Karin suspiró pesadamente.
-Está bien, iré a preparar todo lo que haga falta, pero me dejarás inspeccionar los clones antes de irnos, ¿entendido?- Respondió con resignación, el Hozuki sólo asintió.
Pasados unos minutos Karin había preparado mudas de ropa y provisiones. Al regresar al hala donde se hallaba Suigetsu pudo apreciar al par de homólogos que él preparaba. Con ojo crítico, se acerco al suyo para inspeccionar que estuviera bien hecho y que el peliblanco no haya hecho una de sus tonterías. Para su sorpresa, estaba muy bien detalle a detalle.
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Juntos al país del agua
Short Story¿Alguna vez has sentido tanto desagrado hacia alguien que ya no quieres que esté lejos de ti? Contradictorio, lo sé, pero eso es lo que me pasó a mí. Viajamos juntos en busca de la espada de Zabuza, y terminamos encontrando algo que ya existía. Suen...