Agradecía a Sakura la seguridad que le había brindado hacía unos momentos atrás, de lo contrario no se hubiera atrevido a encarar nuevamente a Suigetsu. Ahora se encontraba en la entrada de su habitación pensando muy bien en lo que le diría, pero al entrar se encontró con algo que le dejaría paralizada.
-¿Qué se supone que haces, Suigetsu? - Preguntó luego de haber salido de su conmoción aclarando su garganta, pero el aludido siguió haciendo su labor sin dejar de darle la espalda.
Unos momentos antes de la llegada de Karin a la habitación, el Hozuki se había estado debatiendo en alejarse de su compañera o no, y continuar su camino. Normalmente no le tomaría nada de tiempo decidir irse por su cuenta, pero tomar esa decisión le constó más de lo esperado, tanto que duró uno hora pensándolo, desde que la Uzumaki había salido de la habitación, ahora que estaba de vuelta sus complicaciones regresaron.
-Lo que debí hacer desde el principio -le respondió en un tono neutral, sin emoción alguna -, no tenía que haberte involucrado en esto. -
-No digas tonterías -respondió tratando de no alzar la voz, no quería descontrolarse ni verse vulnerable por él-, te recuerdo que fui yo la de la idea de salir en busca de tu espada, no tú. -
-Pero es mi asuntó -refutó sin dejar de guardar sus pertenencias, al parecer no quería molestarse en mirarla a los ojos-, no tienes nada que ver en ello, no tenías por qué inmiscuir tus narices. -
La chica solo soltó un suspiro algo entrecortado. Sabía que no lo tendría fácil. Arreglar las cosas con él nunca había sido un problema, pero esto es debido a que jamás habían intentado solucionar nada; sus malos entendidos eran tan comunes, que hasta habían hallado la forma de solucionarse solos.
-No seas ridículo -espetó molesta-, no eres un niño para comportarte de esa manera. Simplemente hagamos lo de siempre; fingir que nada pasó y sigamos con este maldito viaje para que no tengamos que estar lidiando con nuestra compañía.
Suigetsu, sin dejar de darle la espalda, se quedó pensando en las palabras de Karin, ¿fingir que nada había pasado? ¿Eso es lo que siempre hacían? Realmente no comprendía el porqué de esa frase, ellos no habían tenido que fingir nada antes, era claro que se odiaban y lo demostraban a cada oportunidad... Antes, cuando no era consciente de los sentimientos de la pelirroja... y de los suyos.
-¿Fingir que nada estaba pasando? ¿Cuándo habíamos hecho tal cosa? -repitió el pensamiento con confusión en voz alta.
-No nos hagamos tontos -respondió la pelirroja con seguridad-, desde que comenzamos este viaje ambos hemos tenido distintas y nuevas sensaciones, pero pretendíamos que no pasaba nada hasta el momento en que te dije lo que sentía. -
-Pero yo no deseo esto -replicó rotundamente con voz entrecortada-, ya te lo dije Karin, no quiero repetirlo... Te haría daño. -
-¿Ahora te preocupas por mis sentimientos? -preguntó retórica- Déjalo, no finjas que te importo, no soy alguien a quien puedas romper, podría decir que soy emocionalmente más fuerte que tú -. Dijo lo último con altivez ofensiva, pero no dejaba de ser la verdad.
ESTÁS LEYENDO
Juntos al país del agua
Historia Corta¿Alguna vez has sentido tanto desagrado hacia alguien que ya no quieres que esté lejos de ti? Contradictorio, lo sé, pero eso es lo que me pasó a mí. Viajamos juntos en busca de la espada de Zabuza, y terminamos encontrando algo que ya existía. Suen...