4. En descubierto

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Ninguno de los dos hablaba, cada uno estaba sumido en sus pensamientos. Karin apenas había probado la trucha que el peli blanco había conseguido para ella. Suigetsu, por su parte, tenía la vista puesta en el pequeño riachuelo sin mirarlo realmente. 


No tenían idea del por qué, pero desde que habían tenido ese pequeño incidente el ambiente entre ellos se puso más tenso. La incomodidad era tal, que ni siquiera eran capaces de discutir como siempre lo hacían.


El chico bufó, no era posible que algo tan simple los estuviese atormentando, después de todo solo la había ayudado a no tropezar. 


-Si seguimos este camino seguramente estaremos en el puente "Naruto" en un par de días -. Dijo el Hozuki con el fin de romper el infinito silencio que se estaba tornado más y más pesado. 


En respuesta, la Uzumaki solo asintió parcamente. Frunció el ceño ya hastiado. 


-¿Qué demonios te pasa, Karin? - Preguntó con irritación llamándola por su nombre, cuando eso sucedía, implicaba que las  cosas no estaban como deberían. 


-No me pasa nada -respondió evasiva girando su rostro hacía a un lado-, ¿qué te importa de todos modos? 


-Haz estado extraña todo este tiempo -respondió encogiéndose de hombros-, no me parece que nada te esté pasando, a menos que eso signifique que te ocurre todo. 


-Si lo dices por lo que pasó hace un rato, siento decepcionarte, pero me da igual  -. Mintió aparentando indiferencia. 


-No me refiero a eso -espetó con un ligero sonrojo-, francamente también me da igual, aunque un gracias no estaría demás. 


La chica lo miró con intensidad, ¿que qué ocurría? Ella misma también se lo estaba preguntando. Por eso no podía responder con claridad a su compañero. Y, por mucho que odiase admitirlo, escuchar que a él no le interesaba lo que había ocurrido le dolió, pero jamás lo diría. 


-Yo me refería a antes de tomar el camino por el país del fuego -continuó-, actuaste diferente desde entonces.  


La pelirroja lo miró confundida, luego recordó la pequeña charla que habían tenido antes de entrar a esa región. Ciertamente, la había hecho sentir agobiada cuando Suigetsu a broma dijo  que ella tenía algún tipo de lazo sanguíneo con Naruto. No es que la idea le desagradara, pero era consiente de que eso no era verdad, ella no tenía familia. 


-Será mejor descansar -dijo la chica con tono monótono-, no perdamos tiempo hablando. 


Suigetsu la miró por varios segundos y justo después asintió en completo silencio,  pero el desanimo de su compañera lo tenía intrigado. 


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Yamato y su pequeño grupo esperaban pacientemente la llegada del clon que enviaría Naruto. No entendían por qué demoraba tanto, según el mensaje que le había mandado la noche anterior, tenía que haber llegado en la mañana, pero ya había anochecido. 

Juntos al país del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora