Aqui Diane sera la protagonista en casi toda la historia... King sera un chico muy alejado de todos. Incluso de su familia... ¿Por que? Pero Diane sera la que se enamore completamente de el. Haciendo que este chico pueda ser feliz e incluso alguien...
Luego de llegar a mí casa, me encerré en mi habitación a meditar lo que iba hacer, ciertamente en lo único que pensaba era en Diane. Mañana era viernes, y debía asistir al instituto. Y el trabajo había que realizarlo el día sábado. Sería la última vez que podría verla y estar a su lado. De alguna forma ese trabajo me cambio, en mi manera de ser... ya me había acostumbrado a tratar a las pocas personas con las que hablaba de la mala gana. No quiere decir que en el pasado tenía amigos o era más agradable, cada vez que lo recordaba. Empezaba a molestarme conmigo mismo. Pero con Diane era diferente, esa castaña era dulce en todo momento, de vez en cuando me hacia reír, y bueno... el destino me dio otra oportunidad, tratare de no ser un patán con ella mañana. –Fue lo último en que pensé, antes de quedarme dormido-
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11:09 a.m. Visualice el reloj y me levante de un golpe, Diane llegaría de seguro a las 12:00 por lo que salí corriendo al baño a lavarme, y tomar una ducha, seguido de vestirme rápidamente, la puerta de mi hermana estaba abierta, de seguro Ban la recogió temprano, al parecer escuchaba que la llevaba a pasear a distintos lugares y a comer helado, antes de ir al instituto.
Luego baje a la cocina a buscar algo que ingerir, que por suerte Elaine me había dejado cereal en la mesa. Y me dispuse a comer muy apurado. Para después ver la hora, 11:45 a.m. El tiempo se me hacía largo, ya quería verla, mi emoción y angustia de que llegara aumentaba, incluso pensaba en cosas estúpidas como, ¿Y si le paso algo?, ¿Se le olvido venir?, ¿Sera mejor salir a buscarla? Y más relacionadas, me encontraba en el sillón de la sala, con ambas piernas temblando sin parar... finalmente escuche el timbre. Salí disparado a la puerta y respire hondo para calmarme un poco y abrir suavemente.
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Cuando observe que era ella, sentí un gran alivio y su vez estaba muy feliz. En ese momento no pude evitar sonreír.
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Ella hizo lo mismo al verme, no sé, si era por el miedo que sentía al no volver a visualizar aquella sonrisa de nuevo, simplemente me parecía la chica más hermosa de este mundo. Sin ningún temor me acerque a ella y le di un beso en la mejilla, seguido de abrazarla con mucha fuerza.
No quería despegarme de aquella chica, era tan cómoda y suave que podía estar todo el día en ese acto.
