Capitulo 1: Belleza inconcreta.

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"Tranquilo José, todo saldrá bien... bueno, eso espero." Se dijo Pepe a si mismo mientras bajaba de su auto. Puso la alarma y después de llenar sus pulmones de aire una ultima vez, decidió abrir la puerta.

Entró al pequeño y pintoresco local al que acostumbraba ir a beber café, hábito que Anna siempre le había dicho tenía que cambiar por su salud, pues le decia que el estrés de su trabajo combinado con la sustancia le provocaria un aneurisma; aunque él estaba seguro de que ella sabía perfectamente que solo iba a ese lugar precisamente para verla a ella; siempre había sido así.

Desde hacia ya dos años habían empezado esa rutina, Pepe la vio por primera vez en ese mismo local gracias a que un compañero en el despacho lo había obligado a acompañarlo a comprar café; Anna estaba formada en la fila justo enfrente de ellos, y realmente no fue un amor a primera vista como el de las peliculas, tampoco pasó que se tiraran el café en la ropa mutuamente, lo unico que dijeron fue "Buenos dias". Desde ese momento a Pepe le habia parecido una chica linda, pero sin siquiera percatarse, iba todas las mañanas a comprar café (que ni siquiera le gustaba) a ese preciso local solo para saludar a la chica castaña que se formaba enfrente de él y que compraba, ironicamente, un vaso con chocolate caliente para luego sentarse a leer en una mesa.

Después de 2 meses, Pepe le habló más allá de un simple "Buenos días", se sorprendió de no poder llevar una conversación coherente con Anna, sin trabarse y sin tartamudear por el nerviosismo, se suponía que lo habían enseñado a manejar los nervios en la escuela de derecho para que no le pasara lo mismo en un juicio y presumiblemente podía asegurar que a pesar de no contar con mucha experiencia, era un buen abogado.

A pesar de todo, Anna accedió a salir con él. Salieron por 4 meses hasta que Pepe le pidio que fuera su novia.

Buscó de lado a lado del salon a Anna, estaba sentada en una mesa con 4 sillas cerca de una ventana. Traía puestos jeans, una blusa blanca cubierta por un sweater negro y el cabello suelto, un aspecto muy casual que le hacia pensar a Pepe que quiza no habia ido a trabajar.

Llegó hasta la mesa y saludó sin demostrar mucha emoción

-hola Anna.

-hola Pepe.- respondió ella sonriente. Pepe se sentó en el taburete que estaba enfrente y miró hacia la ventana para evitar la mirada inquisidora de Anna, porque estaba perfectamente consciente de que había llegado tarde, bueno, realmente había entrado tarde, pues estaba estacionado afuera del local desde hacía veinte minutos.

Anna miró su reloj y luego le dijo tratando de ser suave con su tono de voz

-creo que has llegado un poco tarde... otra vez.- Pepe sacó su celular del bolsillo para mirar la hora, solo habían sido 10 minutos. Bloqueó la pantalla para mirarse a si mismo y le respondió a la vez que se acomodaba el cabello

-¿Qué quieres que te diga? Si, llegue tarde. Tenía muchas cosas que hacer, ¿ok?

-erm... de acuerdo...

-¿como te ha ido? Hacia ya varios dias que no hablabamos.

-honestamente diria que mal.

-¿Por qué?- preguntó Pepe mientras se miraba de nuevo en la pantalla de su celular, Anna bufó desesperada, pero antes de poder espetarle algo, llegó el mesero a tomar su orden; el chico resultó conocido, un amigo de Pepe desde la secundaria llamado Alan. Se suponía que había estudiado para ser musico, aunque Pepe realmente no lo sabía con certeza porque le había perdido la pista a Alan después de salir de la universidad.

-¿qué les ofrezco chicos?-  Anna sonrió y le dijo

-un capuccino con doble vainilla y espuma extra, porfavor.- Pepe bajo por fin la pantalla de su celular y dijo incredulo

-estás loca si crees que voy a pagar por eso. Si la quieres, comprala tú.- Anna sintió sus mejillas enrojecer primeramente por el coraje hacia Pepe y segundo por la verguenza de que Alan lo hubiera escuchado dirigirse de semejante manera a ella.

-oye Pepe ¿Qué demonios te ocurre? Yo nunca te he tratado así, no tienes derecho alguno a hablarme de la manera en que lo estás haciendo. De por sí que son pocas las horas que podemos vernos, siempre trató de estar de buen humor contigo porque te quiero y no me gusta que nos peleemos.

-pues lamento decepcionarte Anna, pero desde hace varios meses siento que tu y yo ya no funcionamos muy bien que digamos estando juntos.

-¿A que te refieres?

-porfavor Anna, ¿acaso quieres que te lo explique con peras y manzanas?- preguntó Pepe sarcasticamente.

-¡Maldita sea Pepe! ¿Por qué me haces esto?- Alan intervinó diciendo

-Chicos, porfavor bajen la voz o si no me temo que tendre que pedirles que se vayan...- Pepe se levanta de la mesa dando un puñetazo sobre ella y le grita a Alan

-¡tu no te metas!

-porfavor Pepe, sé razonable...

-lo siento Anna, pero hace tiempo que siento que en mi corazón solo hay lugar para uno de nosotros y he decidido que me quedare yo. Lo lamento pero es una carga con la que quiero lidiar solo. Alejate de mí. Ya no quiero hacerte más daño.- salió del local corriendo hasta su auto.

Anna se quedo pasmada viendo como José salía huyendo de ella y sin siquiera permitirle decir la frase que le quemaba en la garganta por salir: te amo.

Pensamientos inconscientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora