Capitulo 5: Dime una mentira, alguna que en el fondo sea verdad.

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-¿Qué pasó?- pregunto Kevin, Pepe se cruzo de brazos, suspiró y le contesto

-pues… creo que estará bien. Aunque, quizá tú puedas decirme la razón por la que Anna estaba en tu departamento.-  dijo Pepe  dirigiéndose a Alan. Él cambió su peso de un pie a otro y contesto con un poco de tartamudeo

-bueno… es que… cuando iba del trabajo a mi casa, la vi caminando por ahí… y pues, pensé que necesitaba ayuda, así que le dije que si necesitaba algo podía contar conmigo. Después de unos 20 minutos, llegó a mi casa y la recibí. Se puso un poco ansiosa y se tropezó.- el gesto de Pepe se endureció y le dijo

-¿invitaste a mi ex novia a tu casa?

-Pepe, sabes que no lo hice en ese sentido, yo solo quería ayudar a Anna

-¡tú no tienes nada que andar haciendo con ella! ¡Alan, apenas acabábamos de terminar nuestra maldita relación y tú ya andabas ahí encima! ¡Creí que eras mi amigo!- Pepe empujo de los hombros a Alan, el cual enfureció y casi sin poder contener su ira le dijo

-pues no es la primera vez que estamos a solas en mi departamento, aunque no lo creas.- Pepe se quedo un momento pensativo y pronuncio con fuerza y pausadamente cada palabra

-¿Qué acabas de decir?- Alan reaccionó tarde al darse cuenta de que le había confesado a Pepe que ya habia tenido que ver con Anna, pero no era momento para mostrarse débil, asi que le espetó con fuerza

-lo que oíste- Pepe reaccionó apretando sus puños,  giró su brazo y golpeo a Alan en la cara con fuerza haciendole caer al suelo, volteó a ver a Pepe y le dijo

- A ti que te importa, tú nunca la quisiste.

 -Eso no es cierto, yo la amo.- en el momento que Pepe grito eso, el mismo se dio cuenta de que lo que decía era verdad, la amaba.

Le tomo un rato para darse cuenta de lo que estaba pasando en realidad y decidió salir de ahí, tomo las llaves del carro y se fue a su departamento.

Alan yKevin se quedaron paralizados.

Una enfermera se acerco a Alan y le dijo

–¿Usted es Alan McManaghan?- él asintió y le contestó

-así es

-la señorita Anna Helland, le está buscando.

Alan asintió nuevamente y se dirigió hacia el cuarto. Anna ya estaba sentada, jugando con sus manos. Se veía un poco nerviosa. Ella no se dio cuenta que Alan ya había entrado, hasta que miró al frente y fijo su vista en el.

-Hey- dijo ella, un poco cansada.

-Hey, ¿querías hablar conmigo?

-sí.- Anna miró extrañada a Alan que tenia enrojecida la mejilla y le pregunto

-¿Qué te ocurrió en el rostro?- se cubrió la cara y le contesto

-no es nada…

-¿Qué te paso? Dime.

-es que… uh… le conté a Pepe acerca de... nosotros.- ella abrió los ojos alarmada y dijo

-¿Qué le dijiste?

-la verdad.

-¡¿Por qué lo hiciste?!

-porque así debía de ser. Anna ¿querías seguir engañando a Pepe?- Anna guardo silencio y se puso a pensar, tapo su rostro con sus manos y dijo

-no me hagas sentir mal por ello. El también me engaño a mí.

-¿Cómo?

-no tengo idea de cómo es posible… pero… seguro él pensaba en si mismo todo el tiempo… agh, esto me perturba bastante. Ya no quiero hablar sobre esto, Alan. Solo quiero saber que es lo que pasara ahora.

-¿ahora en cuanto a que?

-en cuanto a nosotros, obviamente.- a Alan se le hizo un nudo en la garganta y guardo sus manos en sus bolsillos

-oh pues… lo que tu gustes y mandes. Pero necesitas saber algo…

-¿Qué cosa?

-es algo que enserio necesito decirte.- Anna rodó los ojos y le grito

-¡dime de una vez!

-yo no quiero seguir con esta… excéntrica relación.

-¡¿Qué?!- intento pararse de la cama pero las fracturas de sus costillas no le permitían enderezarse. Con un gesto de dolor en su rostro le dijo

-¡¿Cómo que no quieres seguir con esto?! ¡Mírame! ¿No te parece que ya estoy demasiado mal, ¿y sabes quién fue el idiota que causo esto? El ultimo imbécil que me botó. Y no me afecto que me hubiera hecho esto, sino que me dio una razón que perturba a cualquiera, es por eso que solo te pido una cosa… dame la razón y Pepe ya no es un pretexto. Mírame a los ojos, saca tus manos de esos malditos bolsillos y contéstame, ¿Por qué me haces esto?- Alan sintió que su corazón se encogió, obedeció y saco las manos de sus bolsillos, se secó el sudor de las manos en la tela de los jeans, completamente asustado de revelar su secreto a Anna.

-Anna, es que yo…- se arrepintió de último momento y dijo

-es que yo… tengo novia.- Anna rodó los ojos y le dijo

-¿eso importa? Yo también tenía novio cuando todo esto empezó.

-sí, pero esto es diferente, Pepe es mi amigo

-¿lo es? ¿Entonces porque te golpeó?- Alan se quedo parado ahí, en medio de la habitación sin saber que decir. Es cierto era su amigo…pero ¿Lo era en realidad?  Pepe no se veía como el mismo. Alan sentía que algo había cambiado.

-¡Respóndeme! ¿Por qué te golpeo?- Anna lo miraba con ojos de confusión y tristeza. Alan volteo a todas direcciones. Estaba nervioso otra vez. Por segunda vez puso sus manos en sus bolsillos.

-Perdón...tengo que irme…

- ¡Alan, no me dejes sin respuesta!

- Lo siento Anna.

-¡Alan!

Alan salió de la habitación, tropezando en la entrada. Anna seguía gritando su nombre (junto con algunas obscenidades), él vio a una enfermera entrar a la habitación de Anna.

-Cálmese señorita Helland- dijo la enfermera. Anna seguía gritando y retorciéndose en la cama, sentía el dolor intenso de las costillas cada vez que se movía. Sintió la mano de la enfermera situarse en su clavícula ejerciendo presión en un punto especifico, haciendo que Anna dejara de moverse bruscamente. Pero eso no mantuvo a Anna callada. Otra enfermera entro en la habitación con una jeringa. Anna se empezó a calmar para que no se la enterraran vilmente en el interior del codo, pero ya era demasiado tarde. Sintió la punta de la jeringa y todo se volvió borroso. Se quería desmayar.

-No se preocupe señorita Helland, todo va a estar bien- dijo una de las enfermeras. Esas fueron las últimas palabras que Anna escucho ese día.

Pensamientos inconscientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora