Capitulo 10: El dulce sufrimiento.

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Alan se sentía bastante mejor desde que había ingresado al hospital y el doctor que llevaba su progreso le dijo que esa misma noche podría darse de alta.

Se puso la ropa con manchas de sangre, bueno, su propia sangre de cuando había sido golpeado, pues Kevin no se había vuelto a presentar en el hospital desde que lo había dejado para irse con la enfermera Elizabeth y Pepe tampoco había mostrado señales de vida.

Un policía lo detuvo a la mitad del corredor y le dijo que no podía salir en esa ropa, le prestó una camisa color blanco con el logo de un restaurante de mariscos con un camarón en el frente y peces atrás.

Alan siguió caminando con la poca dignidad que le quedaba y fue a la caja para ver cómo podría pagar la cuenta.

-Lo siento, joven, pero usted no tiene seguro medico- dijo la enfermera detrás de la recepción, Alan pegó su frente sobre el mostrador y cansado le preguntó

-Bueno ¿y qué puedo hacer?

-Tendrá que arreglarse con la Gerente de Recursos Humanos. 6to piso.- Alan alzó una ceja y señaló su cuerpo amoratado, la enfermera se despejó la garganta y le propuso

-¿Le gustaría una silla de ruedas?

-Sí, me parecería bien, gracias.- respondió con agresividad, él sabía que la enfermera no tenía la culpa, pero era el único ser humano inocente con quien desquitarse en ese momento.

Un enfermero con uniforme verde esmeralda que parecía que acababa de salir del quirófano, llegó con una silla de ruedas y una gran sonrisa en su rostro. Alan se pegó el cabestrillo al torso y se sentó. El enfermero empujo hacia el elevador y le dijo

-¿Se siente usted mejor?

-No.- contestó Alan cortantemente, el enfermero sin hallar mucho que hacer le pregunto

-erm… ¿viene solo?

-Sí, gracias por recordármelo. Entiendo lo que piensa, ¿Qué clase de bestia podría dejar a un pobre lisiado en el hospital sin compañía? Pero yo tengo la respuesta para usted. Mis amigos, o "supuestos amigos", ellos me dejaron aquí. Uno de ellos literalmente me dejo aquí porque él fue quien me golpeó y el otro se fue para acostarse con una chica, ¡que buenos amigos tengo!

-¿Qué hay de familiares?

-Viven en otra parte del país…

-Bueno, seguro su suerte cambiará.- el enfermero sonrió y empujo la silla fuera del elevador. Llegaron a una oficina que decía "Recursos Humanos". El enfermero dejo afuera a Alan y le dijo

-Cuando la señorita Welbeck esté lista para recibirlo, ella le dirá.

-Sí, gracias.- Alan se quedo afuera por unos minutos esperando hasta que una mujer de ojos de color esmeralda, cabello rubio, labios naturalmente rosados, cuerpo aparentemente en buena forma y voz perfectamente modulada, se asomo por la puerta y le dijo

-¿Es usted el señor Alan McManaghan?

-Si soy yo.- respondió Alan desde la silla de ruedas. La mujer le sonrió y empujo la silla hacia el interior de su despacho.

-Buenos días, señor McManaghan, soy Vivianne Welbeck, gerente de recursos humanos del hospital. ¿En qué puedo servirle?

-Bueno, señorita Welbeck, tengo una complicación con el pago de la cuenta del hospital.

-dígame.

-Su cuenta sobrepasa por mucho los números que yo tenía previstos para costear… mi ingreso económico no es demasiado alto y no creo poder pagarle completamente.

Pensamientos inconscientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora