Capítulo 4

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"—     Ahora, la pregunta más importante, la que define nuestra

unión matrimonial, ¿quién es tu Peter Parker favorito?"

Tú. Siempre tú. Pero no quería que lo supieras.


—     ¿Estás lista? — miré a Tom junto con Tessa, quien ya tenía su correa puesta.

—     Lista — acaricié la cabeza de la perrita, me coloqué el abrigo y partimos rumbo a la "asombrosa cafetería" de la que Thomas me había hablado.

—     Entonces... — colocó sus manos en los bolsillos, yo llevaba la correa de Tess

—     ¿Entonces?

—     ¿Cómo es que eres la pupila de mi padre y nunca antes nos habíamos conocido?

—     Puf, no lo sé. Creo que simplemente nunca se dio así.

—     Es raro... Mi padre te quiere mucho, al parecer. Me extraña que le haya llevado tanto tiempo presentarte a la familia.

—     Supongo que, ahora como estoy estancada, quiso ayudarme de alguna manera. Su típico consejo "sal de tu zona de confort" — hice comillas en el aire —. Dominic es el hombre más amable que conocí en mi vida, es como un padre, más de lo que fue mi progenitor alguna vez — me encogí de hombros.

—      Sí, es un padre genial — nos miramos y sonreímos. Hubo un pequeño silencio.

—     Entonces, Spider-boy, ¿hace cuánto que tienes a esta princesa? — la acaricié.

—     Años, es la chica más importante de mi vida, después de mi madre, obvio — reímos —. Y por favor, no me llames Spider-boy, lo detesto.

—     Claro... Spider-boy — le miré con una sonrisa burlona mientras él entrecerraba sus ojos hacia mí.

—     Llegamos.

Tenía que admitirlo, la cafetería sí era asombrosa. Era una de esas con estilo antiguo, vintage, y en las que puedes pedir un libro para leer mientras tomas tu café. El lugar no estaba lleno, ni tampoco vacía. Había algunos estudiantes con sus ordenadores, apuntes y shot de cafeína, mientras que por otro lado, había diferentes grupos de amigos charlando y riendo. Caminamos hacía el mostrador y observamos qué podíamos ordenar.  Comencé a reírme para mí misma, lo que hizo que Tom me mirara de una manera extraña y con el ceño fruncido.

—     ¿Qué pasa? ¿Qué es lo gracioso?

—     Malditos británicos. ¡Todo es té! ¡Casi no hay opciones de café! — repliqué.

—     Es por eso que, este lugar, es maravilloso— me miró divertido —. ¡Vamos té! — exclamó.

—     Estás loco — negué con la cabeza —. De todas formas tengo que admitir que tienen muy buenos tés, pero ¡el café! Por dios, nada se compara con un bendito café.

—     Creo que nos vamos a tener que divorciar, no puedo vivir con alguien que prefiere el café — bromeó.

—     Lo siento, ya nos casamos en nombre del Señor, no podemos separarnos — le seguí el juego.

—     Entonces supongo que tendré que enterrarte en el patio trasero — se encogió de hombros mientras se reía.

—     ¡Hey! Ahora estás solo siendo malvado conmigo— golpeé su hombro suavemente.

—     Es así como debe ser. Un hermoso matrimonio formado a base de odio — reímos.

—     Bueno, no voy a discutirte eso.

Ciggies (Tom Holland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora