Capítulo 5

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"— ¿No lo besaste todavía? No sabes de lo que te estás perdiendo, amigo.

— No, me gustan las chicas.

—  Wow, algo que tenemos en común, al fin."



Bajé de mi moto y en cuanto entré a la casa me sentí totalmente fuera de lugar. Gente famosa y gente muy famosa por todos lados, las chicas con elegantes vestidos y yo con unos malditos jeans y un top. Dios cómo había podido ser tan idiota, era claro que éste no era mi ambiente. La mejor opción era irme de vuelta a dormir, pero cuando estaba por retirarme una mano agarró mi brazo.

— Ada, viniste — Tom con una botella de cerveza en mano y una sonrisa en el rostro —. Pensé que no lo harías.

— Bueno, no tenía planes. Pero ahora realmente me arrepiento de no estar en mi casa mirando Netflix.

— La vas a pasar muchísimo mejor que en tu aburrido sofá, te lo prometo — me guiñó un ojo —. Ven te voy a presentar a Harrison.

Caminamos entre la gente por un rato, al parecer se habían perdido de vista. Llegamos a la barra, Thomas me sugirió pedir algún trago mientras le preguntaba a su amigo dónde estaba por mensaje.

— Oh, ahí está. ¡Harrison! — gritó por la música. El chico rubio del bar estaba caminando hacia nosotros.

— Hey, Tom — se dieron uno de esos abrazos varoniles.

— Te presento a Adalyn, es la pupila de mi padre.

— Dime Ada — le extendí mi mano.

— Harrison, o Has como más te guste. Un placer — él la tomó y la besó. Me reí y me respondió con una sonrisa. En cambio, la cara de su amigo no mostraba mucho agrado a su acción.

Me dedique un par de horas a conocer un poco a Harrison, después de todo él me había defendido cuando Thomas estaba de malas. Era un chico súper gracioso, y también bastante atractivo, no lo iba a negar. Por el volumen de la música cada tanto tenía que inclinarse y decirme las cosas al oído, yo aprovechaba ese momento para ver a Spiderboy, quién no había dejado de mirarnos desde que comenzamos a hablar. Mientras él bailaba, nosotros conversábamos.

Estaba teniendo un muy buen rato, resultó que Nicola tenía razón. Era divertido, aun que seguía algo incomoda. Cada tanto recibía algunas miradas despectivas y nada amigables. Supongo que se preguntaban qué hacía ésta chica tan de los suburbios en un lugar como este, y yo también lo hacía. A pesar de todo, intenté disfrutar lo máximo posible.

— ¿Te gustaría bailar? —Harrison me miró muy atento y extendió su mano. La tomé con una sonrisa y un poco de inseguridad y me arrastró hasta la pista.

De repente actuaba como una adolescente virgen sin idea de nada y súper insegura de sí misma. Parecía que no sabía cómo hacer movimientos básicos de baile y llegaba a chocarme con algunas personas de vez en cuando.

Bailábamos con una distancia considerable el uno del otro, pero a medida que el alcohol nos hacía efecto, el espacio entre ambos disminuía. Ahora estábamos bailando pegado uno al otro, nuestras respiraciones chocaban y sin siquiera pensarlo, nos estábamos besando. Sus manos en mi cintura y las mías en su cuello. No era el mejor besador, pero si uno de los mejores. Nos separamos y continuamos bailando un rato, hasta que decidí que necesitaba otro vaso de vodka.

— ¡Voy a por algo de tomar! ¿Quieres algo? — le grité.

— ¡No, estoy bien, gracias! — asentí y caminé hasta la barra.

Ciggies (Tom Holland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora