Capítulo 3

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— 100 pesos a que no se presenta. — Le dijo Sergio sobresaltándola. Se había quedado embobada mirando la puerta del centro comunitario.

— A lo mejor ha tenido algo mejor que hacer. 

— ¿Esa niña rica? Estoy seguro de que ayer vino para limpiarse la conciencia y una vez hecho eso, no volverá por aquí. 

— Aunque eso fuera así, está en todo su derecho de hacer lo que quiera. — Juliana no sabía por qué sentía la extraña necesidad de defender a Valentina. Ni siquiera la conocía tan bien.

Recordó cómo el día anterior tras terminar con su turno se dirigió a la cocina y la vio en la parte de atrás limpiando los platos. Se notaba desde lejos que le venía grande el trabajo y que estaba hasta arriba, aún así formaba una estampa de lo más adorable con esa cara entre concentración y frustración que ponía cada vez que pasaba por agua los platos. Un impulso hizo que Juliana fuese a ayudarla, pese a que tenía el tiempo justo para comer e ir a su siguiente empleo. Pero nada de eso le importó en cuanto sus ojos se encontraron, de cerca Valentina era una preciosidad, hizo caso omiso de la velocidad a la que se puso su corazón y la ayudó a terminar el trabajo.

— Me debes 100 pesos. — Le dijo a Sergio en cuanto vio entrar a Valentina por la puerta. 

Ese día Valentina estaba todavía más guapa que el día anterior, parecía recién salida de un desfile de Victoria Secret. Tenía esa confianza al andar que hace que todo el mundo se voltease para verla. Estaba claro que no pegaba nada con el resto de la gente que estaba allí, pero Juliana no la iba a juzgar por eso, si alguien quería ayudar era más que bienvenido.

— Hey, viniste. — La saludó cuando se acercó hasta ella.

— Estuve a punto de no hacerlo...

— Tranquila, vino Panchito así que no te toca limpiar platos. — Le guiñó un ojo e intentó no reírse cuando Valentina se sonrojó. 

Es tan adorable.

— Hoy estarás conmigo sirviendo la comida, ven, te explicaré cómo preparamos todo y cómo se sirven las porciones. Es muy fácil.

Entre las explicaciones y el posterior trabajo, la mañana se le pasó volando, resulta que una vez que Valentina toma confianza le encanta bromear, por lo que estuvieron la totalidad del tiempo riendo entre que repartían platos y bebidas. No sabía muy bien por qué pero sentía una extraña conexión con aquella chica, parecía como si se conocieran desde siempre. 

Juliana siempre había sido una persona muy reservada y que tardaba una eternidad en conseguir abrirse a la gente, pero Valentina había conseguido en un día lo que nadie más había hecho.

Tanto era así que pese a que había quedado con su madre, decidió cancelarlo para quedarse a comer con Valentina y el resto del equipo en el centro.

El tiempo se les hizo tan corto que Valentina se empeñó en acompañarla a la cafetería donde trabajaba antes de que comenzara su turno.

— Oye, Sergio y tu ¿sois...novios?

— ¿Qué? — Casi se echa a reír solo de imaginarse siendo novia de Sergio. — No, no, para nada. Aunque no es por falta de ganas de él, pero sinceramente no es mi tipo. 

— Es que los vi con tanta confianza antes que pensé...

— Si vamos a ser amigas, tengo que confesarte algo. — Vio como Valentina se incorporaba prestándole toda su atención. — A mí me gustan las mujeres.

— Oh...

— Si tienes algún problema con eso...

— ¡No! ¡Para nada! Es solo que me sorprendió, nada más, pero no tengo ningún problema. Ninguno. En absoluto. 

The Soulmate Sequence | JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora