Capítulo 7

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— Buenos días, hermanita. — La saludó su hermano con una sonrisa de oreja a oreja. Era extraño que estuviera allí un lunes, puesto que Guille solo iba a desayunar a casa los fines de semana. 

— Hola, ¿qué haces aquí? ¿pasó algo?

— Me apetecía desayunar contigo, nada más.

— Hmmm. — Sabía que tramaba algo, lo conocía demasiado bien. 

— Resulta que hoy me he encontrado con un artículo en el periódico muy especial.

Ah, seguro que se trataba del artículo del centro comunitario.

— Sí, fue idea de Teresa. — Le dijo mientras se echaba zumo de naranja en el vaso. 

— ¿También fue idea suya que pareciera que le vayas a comer la boca a tu amiga Juliana?

— ¿Qué? Dame eso. — Aquello la despertó de inmediato. Guille le pasó el periódico riéndose.

Esperaba que su hermano hubiera mentido, pero no, allí en primera plana estaba la foto de Juliana y ella mirándose como si no hubiera nadie más en el mundo. Objetivamente hablando la foto era preciosa, había captado el momento justo. Ambas sonriéndose mutuamente como si el siguiente paso que fueran a dar fuera un beso.

— Pensaba que no te gustaba.

— Puede que me guste un poquito. — Le gustaba bastante pero no pensaba decirle eso a su hermano.

— Dios Vale, lo sabía. Vas a cancelar toda esa estupidez de la boda y..

— No. Tengo que hacerlo ¿vale? Ya te dije que es mi decisión. — Guille la miraba confundido.

— Sé que hay algo que no me estás contando y no entiendo por qué no confías en mí para decírmelo.

— No quiero hablar más de esto, tengo que irme. — Se bebió el vaso de zumo de un trago y se levantó para irse. Pero su hermano se lo impidió sujetándola del brazo.

— Pienso averiguarlo.

Valentina se soltó de su agarre y se fue a su habitación. Sabía que Guille tarde o temprano averiguaría la verdad, pero tenía claro que estaba haciendo lo correcto. Su padre no hubiera querido que todo lo que construyó quebrara por su culpa. 

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Cuando llegó al centro comunitario se sorprendió al ver a Juliana en la puerta, pues siempre la esperaba dentro con un café preparado para empezar el trabajo. 

— Hey ¿qué haces aquí fuera?

— Te estaba esperando, Milagros nos ha dado el día libre, hoy han venido un montón de voluntarios nuevos gracias al artículo y no nos necesita. 

Valentina no pudo evitar entristecerse por un instante, la verdad es que ir al centro se había convertido en una motivación para levantarse todas las mañanas y disfrutaba ayudando a los demás. Juliana pareció notar su cambio de humor.

— Vamos, no te pongas así, tenemos la mañana libre para hacer lo que queramos.

Oh.

No había pensado en eso. Si no trabajaba ninguna de las dos, significaba que podían pasar la mañana juntas. 

Sonrió a Juliana y le ofreció su mano.

— ¿Qué te parece si damos un paseo por el parque? — Le dijo lo primero que se le ocurrió.

— Me parece una gran idea. — Tomó su mano y se fueron hacia el parque.

Valentina nunca había estado en el parque por las mañanas y la verdad es que era muy distinto a cuando ibas por la tarde, la alegría de los niños jugando contrastaba con la tranquilidad que se percibía en ese momento, con señoras y señores mayores sentados en los bancos conversando mientras lanzaban migas de pan a las palomas. 

Se sentaron en uno de los bancos que estaba desocupado y Juliana le preguntó si había visto el artículo y las fotos. Valentina intentó no sonrojarse al recordar la foto de ellas dos juntas. No lo consiguió.

— Si, lo vi, está bien. — Le respondió procurando parecer indiferente.

— Milagros ha recortado todas las fotos y las ha puesto en las paredes del centro. Nunca la había visto tan contenta. 

Padrísimo. Ahora cada vez que fuera allí vería la foto que refleja claramente todos sus sentimientos. Aunque al menos parecía que Juliana no le estaba dando importancia, eso significaba que no había visto nada raro en la foto. 

En ese momento notó la vibración de su celular. Lucho le había mandado un mensaje:

"¿Dónde estás? Vine al centro y me dijeron que te dieron libre"

No iba a responder, pero sabía que si no lo hacía sería peor.

"Estoy en el parque con Juliana"

"Voy para allá"

Ugg. 

— Val ¿Pasa algo?

— Es Lucho, dice que viene para acá. — Vio como Juliana comenzaba a levantarse del banco.

— Bueno, supongo que nuestra mañana ha terminado. Te dejaré con..

— No, no, seguro que no quiere nada. Y además yo quería comer contigo. 

¿Por qué no podía evitar sentir esa necesidad de querer estar con Juliana cada segundo? Solo la idea de que se fuera le hacía sentir triste. Nunca había sentido nada parecido por nadie. 

Lucho no tardó en encontrarlas.

— Baby, al fin te encuentro. — Fue a darle un beso en los labios pero ella giró la cara en el último instante para que el beso acabara en su mejilla. — Tenemos que hablar de algunas cosas de la boda, venga te invito a comer. 

Ni siquiera le dedicó una mirada a Juliana, lo cual molestó a Valentina.

— Juliana viene con nosotros. 

— Pero mi amor, tenemos que hablar de la luna de miel. Estoy seguro de que no le interesa nada de eso. — Iba a protestar cuando Juliana le tomó la mano.

— No pasa nada, Val, nos vemos mañana ¿si?

Quería llevarle la contraria, pero leyó claramente en sus ojos que esta batalla tenía que dejarla pasar. Por lo que asintió y se despidió con un beso en la mejilla.

Lo que parecía que iba a ser una mañana maravillosa acompañada de su amiga, se había nublado en el segundo que apareció Lucho. 

— ¿Por qué te comportas así con Juliana? Has sido muy grosero.— Le dijo en cuanto estuvieron sentados en el restaurante.

— Estoy cansado de que siempre andes con esa...—Valentina le fulminó con la mirada.— Te pasas todo el día con ella, te recuerdo que nos vamos a casar y en estas últimas semanas te he visto como dos veces.

— Es mi amiga..—La verdad es que no sabía cómo defenderse sin desvelar sus verdaderos sentimientos.— Vas a tener el resto de tu vida para verme todos los días cuando nos casemos ¿qué más quieres?

— Quiero que tengas una mínima emoción por nuestra boda. Nada más.

— ¡La tengo! — Ni ella misma se lo creía. Y por la cara que puso Lucho, él tampoco. Pero lo dejó pasar.

— En fin, tengo una buena noticia. — Valentina levantó la cabeza expectante. — Este fin de semana nos iremos a Acapulco para terminar todos los preparativos allí. ¿Qué te parece? ¿dos semanas de vacaciones para descansar allí?

La idea no le entusiasmaba nada. Por supuesto que le gustaba Acapulco y sus playas, pero dos semanas con la única compañía de Lucho (y seguramente su futura suegra) no eran precisamente un sueño. 

— Me encanta la idea. — Intentó ponerle toda la ilusión que pudo. 

Quizás dos semanas separada de Juliana le darían la oportunidad de saber si podría olvidarse de sus sentimientos hacia ella.






The Soulmate Sequence | JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora