Epílogo

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Valentina llegó exhausta a la puerta del restaurante. Su profesor había alargado la clase y ahora llegaba 15 minutos tarde a la cena con Sergio, Renata y Juliana. 

Habían pasado 8 meses desde que Valentina había huido de su boda y nunca se había sentido tan feliz. Finalmente la familia de Lucho no dejó de apoyar al Grupo Carvajal, aunque las relaciones se habían enfriado bastante, la noticia de que la pequeña de la familia Carvajal había dejado en el altar al heredero de los Fernández supuso una buena caída en bolsa a lo que se sumó otra gran caída al salir a la luz la persona por la que lo había dejado. 

Lo que nadie esperó fue la subida posterior gracias a este hecho, pues muchas empresas de pro-LGTB empezaron a invertir en el Grupo Carvajal para sorpresa de todos, sobre todo la de Eva, la cual perdonó al instante a su hermana tras ver cómo subían las acciones. 

Valentina, por el contrario, había decidido desligarse completamente del Grupo Carvajal y terminar su carrera de periodismo. Tras pasar tantas horas ayudando en el centro comunitario, había decidido que haría todo lo posible por darles voz, por lo que creó un periódico digital con dos compañeros de clase, en los que colgaban cada día la realidad de estas personas. No habían despegado todavía cuando uno de los grandes periódicos, competencia del Grupo Carvajal, se había interesado por sus artículos. Por lo que Valentina estaba más feliz que nunca.

Al entrar en el restaurante, el camarero le llevó hasta la mesa donde ya le esperaban su hermano, su cuñada y Juliana. Saludo a los dos primeros con la mano y a Juliana con un beso más corto de lo que le hubiera gustado.

— Siento llegar tarde, se alargó la clase. — Les explicó mientras se sentaba al lado de  su novia. 

— No pasa nada, Juliana estaba entreteniéndonos con sus historias ¿quién nos iba a decir que las diseñadoras de moda eran tan competitivas? — Le dijo Renata con una sonrisa. Valentina miró a Juliana sin entender.

— Les estaba contando cuando una de mis compañeras le cortó todos los vestidos del examen final a otra compañera y ésta acabó sacando la mejor puntuación por originalidad. Al parecer los cortes habían mejorado el diseño final.

Valentina se echó a reír. La verdad es que al principio había temido porque le hicieran bullying a Juliana o algo peor, pero su novia no necesitaba a nadie para defenderla y enseguida se hizo respetar. 

— ¿Terminaste el vestido de ayer? — Le preguntó deseando que así fuera, pues todos los vestidos que Juliana presentaba en clase acababan siendo regalos que Valentina aceptaba encantada.

— Sí, lo tienes en casa esperándote. — Valentina no pudo evitarlo y se inclinó para besarla.

— Te amo.

— Solo me quieres por mis vestidos. — Le dijo con una sonrisa traviesa.

— No voy a negarlo. — La besó de nuevo. Era increíble como después de tantos meses se seguía sintiendo como el primer día. Como si pudiera estar besándola por el resto de su vida.  

Notó una vibración en su bolsillo y se separó de ella con un suspiro. La estaba llamando un número desconocido. 

— Vuelvo en un segundo. — Les dijo mientras se levantaba y se iba hasta la entrada del restaurante para tomar la llamada.

— ¿Sí?

"¿Valentina Carvajal?"

— Si, soy yo.

"Hola, le llamamos desde el departamento de reclamaciones de Soulmater, hace un año nos llamó para comentarnos que había habido un error. Querríamos saber si sigue pensando lo mismo. Nuestras política de devoluciones le garantiza el..."

— No hubo ningún error. — Miró hacia donde estaba sentada Juliana. — No quiero la devolución, gracias.  

"¿Entendemos entonces que encontró a su alma gemela?"

— Sí y también encontré mucho más. 

Se encontró a sí misma. 




The Soulmate Sequence | JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora