Capítulo 9

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Había llegado el día de su boda y no podía estar más triste. Las bolsas debajo de sus ojos mostraban lo poco que había dormido la noche anterior. Juliana se había ido y ya no tenía ningún motivo para cancelar la boda. Tenía que hacerlo por su familia. 

Eva no se había tomado muy bien la noticia de tener una dama de honor menos, pero Valentina le había explicado que Juliana se había ido por motivos familiares y que no tenía más elección. Eso pareció aplacarla un poco. 

Mientras la peinaban y la maquillaban, Eva le relataba el horario que llevaría ese día. Más que una boda parecía un acto de negocios ("Después de dar el primer baile con tu esposo, tendrás que bailar con el resto de invitados, empezando por el padre de Lucho y después con uno de los socios más importantes del periódico..."). 

Valentina asentía a todo como si fuera una marioneta, la verdad es que ya todo le daba igual, solo quería que acabara de una vez ese día.

— Papá estaría tan orgulloso de ti, Vale. — Le dijo Eva una vez estuvo todo listo. Valentina no le respondió, simplemente se quedó mirándose en el espejo como si no se reconociera, como si esa persona no fuera ella. Empezó a sentir náuseas.

— ¿Puedes dejarme sola unos minutos? — La habitación comenzaba a darle vueltas, necesitaba respirar.

— Vamos con retraso, deberías ir..

— Eva, por favor, un minuto. 

Su hermana al fin entendió lo que necesitaba y salió de la habitación. Una vez estuvo sola, se sentó en una silla y se llevó las manos a la cabeza, intentando calmarse.

Pero no la dejaron mucho tiempo de tranquilidad, no pasaron ni unos segundos cuando oyó que llamaban a la puerta.

— ¡Te dije que me dejes sola un minuto, por Dios Eva!

— Soy yo, Vale. — Oyó la voz de Guille al otro lado de la puerta. — ¿Puedo pasar?

No tenía fuerzas ni para responder, por lo que su hermano lo tomó como una invitación y entró al instante.

— Hey, ¿qué te pasa? — Se acercó rápidamente a su lado y le puso una mano en su hombro.

— Nada, estoy bien.

— Val, tu no estás bien. 

— Si lo estoy, solo necesito un segundo.

— Tengo algo que te hará feliz. — Valentina levantó la cabeza para mirar fijamente a su hermano.

— ¿Qué?

— Te he traído tu regalo de bodas.

— No quiero más regalos de bodas..

— Este te va a gustar, te lo garantizo.

— Muy bien, ¿qué es? — Dijo cansada, viendo a su hermano sacar un sobre del bolsillo.

— Toma. — Le entregó el sobre y ella lo abrió rápidamente. 

Era un billete de avión.

— ¿Qué..?

— Tengo un coche esperándote en la puerta trasera del hotel que te llevará al aeropuerto. — Valentina seguía mirándolo sin comprender. — No tienes que casarte, Val. Sé por qué lo haces y tu no tienes que cargar con el peso de salvar a esta familia.

— No puedo dejar que la empresa que formó papá se vaya a pique por mi culpa.

— No es por tu culpa y aunque el apoyo de la familia de Lucho es importante para la empresa Carvajal, el nombre Carvajal también es importante para ellos. Nos necesitamos mutuamente, estoy seguro que aunque no te cases con Lucho, ellos no se atreverán a separarse de nosotros y aunque lo hicieran tampoco sabemos cuánto nos afectaría. 

The Soulmate Sequence | JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora