CAPÍTULO 5
Kwang min estaba tan consentrado en su Nintendo portatil jugando al videojuego de Pokemon, llegando al tercer nivel que se dio cuenta que tocaban la puerta al tercer toque.
Se levantó, maldiciendo por su suerte, sin soltar el videojuego de sus manos mientras se golpeó el hombro con la puerta.
-Maldición- murmuró él mientras seguía caminando.
Recorrió el pasillo hasta abrir la puerta.
-¿Quién?- gritó antes de abrir la puerta con una mano mientras que con la otra seguía jugando.
En el momento en que abrió la puerta, una mano apagó el videojuego y él levantó la mirada. Al levantar la vista
observó a Fei con una sonrisa mientras lo miraba.
-¿Tercer nivel?- le preguntó ella mientras se sacaba las gafas de sol y lo miraba.
-Síp- le dijo él mientras dejaba el videojuego y le sonreía. La miró más detenidamente y lanzó una carcajada recordó que se había olvidado que la últma vez habían acordado que ella iba a ayudar a comenzar la canción para su grupo- Me había... bueno, no necesariamente.
-¿Te habías olvidado cierto?- en cuanto él miró hacia abajo, ella rió- ¿Ves? Te conozco.
Kwang min se hizo a un lado mientras Fei pasaba hacia dentro.
-Te ves bien- le murmuró él mientras la miraba de atrás se veía realmente... ¡Basta! ¡Ella tenía el nombre de Dong Hyun por todos lados!
Ella se giró solo un poco y le sonrió.
-Tenemos que empezar a trabajar ¿Que no?- le preguntó mientras se daba vuelta de regreso y se iba hacia la habitación de él.
Kwang min la siguió como si estuviera en trance, la palabra estúpido giraba por su mente una y otra vez. Se sentía como la peor cosa del mundo sabiendo lo que él quería.
-Vaya, de verdad que no has cambiado nada- le dijo Fei mientras se sentaba en la silla del escritorio- ¿Y Young min?
-Instituto- le dijo mientras buscaba entre las toallas que estaban tiradas en un costado y encontraba un cuaderno y un bolígrafo- ¿Empezamos?
-Por supuesto.
Fei se cruzó de piernas y se giró para ver la computadora.
-¿Te importa si la enciendo?
-Para nada.
-Bien, comencemos porque esto va a llevar trabajo.
Kwang min asintió... muy consciente de que no solo la canción iba a costar trabajo sino que, también, sus ganas de acercarse a ella y besarla hasta saciarse por completo.
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Jeong min se sentía realmente mal por todo. Desde esa tarde en que Sehun se fue, él no había vuelto a aparecer.
Se preocupaba, realmente se preocupaba por él. Miró hacia su izquierda, el muró marrón oscuro tenía apoyado el móvil de él. Cerró los ojos y se insultó él mismo, tomó el aparato y marcó su número... el tuu-tuu lo estaba matando por cada segundo que duraba. Juraba que si él no contestaba iba a...
-¿Hola?- escuchó su voz del otro lado y sintió que su pulso se alteraba.
-Hola, Sehun. Mira, yo...
-Necesitamos hablar- le dijo mientras Jeong min sentía que, sino se conociera bien, terminaría dandole un ataque cardiaco ahí mismo ante la voz hosca de él.