Prólogo

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En una base bastante alejada, ubicada en Sokovia, se encontraba el líder de una inmensa organización denominada como HYDRA. Barón Strucker, líder de dicha organización, estaba admirando el color azul brillante de nada más, ni nada menos que de un cetro que le perteneció al Dios del Engaño, Loki. Unos segundos después escuchó unos pasos acercándose.

—Se acabó. Fury se enteró de todo —dijo el Doctor List, otro integrante de HYDRA.

—Todo lo que él sabe... —se burló Strucker.

—Strucker, si se enteran de nuestro trabajo, que servimos a HYDRA...

—HYDRA, SHIELD... Son dos lados de una moneda que ya no tiene valor... —declaró —. Lo que tenemos aquí, vale más de lo que ellos creen.

—Apenas arañamos la superficie y ya... —añadió List, mirando el cetro— hay otras instalaciones haciendo el buen trabajo de HYDRA en el mundo.

—Se las daremos al Capitán América y a sus amigos pintorescos, y los distraeremos.

Ambos salieron de la sala, dejando el cetro atrás. El Doctor List luego de unos segundos volvió a hablar:

—¿Qué hay de los voluntarios?

—Los muertos serán enterrados tan profundo que ni sus fantasmas podrán encontrarlos —Aclaró Strucker.

—¿Y los sobrevivientes?

—Los mellizos... Tarde o temprano, conocerán a los mellizos. Y Joy... Bueno, con ella solo es cuestión de... tiempo —contestó Strucker, haciendo énfasis en la última palabra —. Este ya no es un mundo de espías, ni siquiera es un mundo de héroes. Es la era de los milagros, doctor. Y no hay nada más espeluznante que un milagro.

—¡SEÑOR! Se-señor —gritaba agitado un guardia que se aproximaba corriendo—. E-ella... Ella escapó, Joy Palmer. No está.

Time Lapse | T'ChallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora