flor que lastima ; ky

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꒰ meses antes ꒱

Qian Kun nunca pensó lo difícil que sería tratar de conquistar a alguien, pero tampoco es una persona que se rinde y abandona tan fácilmente.

Conoció a Liu Yangyang en una de sus clases de asesoría que brindaba todos los viernes por la tarde para poder costear gastos ocasionados en su vida de universitario. La primera vez que lo vió, en él comenzaron a surgir leves, pero notorias sensaciones nuevas que le llenaban por completo. Las pequeñas sonrisas que se escapaban de sus labios al observar al menor pasar por su lado, cuando sus manos temblaban a causa del mínimo contacto con el otro, o en sus mismas asesorías; Yangyang solía frucir levemente sus labios cuando no entendía los problemas de matemática, la forma en la que mordia su lápiz en señal de concentración, o la sonrisa de satisfacción al entender todo a la primera explicación del mayor.

Había un millón de cosas que podía describir del menor.

En muy poco tiempo, Yangyang se convirtió en algo más que su simple alumno, pues en su vida se había vuelto alguien tan importante.

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Una tarde de abril mientras la lluvia comenzaba a amenazar con hacer acto de presencia. Kun pensó que era el momento indicado para confesar sus sentimientos.

—Yangyang —le detiene—Tengo algo que decirte—le dice finalmente tratando de calmar su nerviosismo buscando el pequeño paraguas negro que guarda dentro de su mochila.

El menor se acerca más a él para poder cubrirse de la lluvia mientras que Kun abre al instante dicho objeto.

—¿Qué es lo que quieres decirme?—pregunto una vez ya resguardado de la lluvia.

—Me gustas—las palabras salen de repente de su boca y la expresión de sorpresa en el rostro de Yangyang es confunsa—. Me gustas mucho—repite pensando que su interlocutor no le oyó.

─Tú a mi también me gustas─responde haciendo que el mayor soltara el paraguas de repente a causa de la sorpresa.

El frenético latir del corazón de Kun era una sensación preciosa.

Así se siente ser correspondido.

El mayor recoge el paraguas y mira de soslayo a Yangyang.

—¿De verdad te gusto? —la inseguridad le ataca, de verdad no podía creerlo, parecía un sueño del que realmente no quiere despertar.

—Por supuesto—afirma—¿Quién no podría gustar de alguien tan lindo como tú?—Kun sonríe sin notar que Yangyang cruza sus dedos detrás de su  espalda.

Quizá con el tiempo pueda quererlo como se merece.

Yangyang observa como la lluvia caía a cántaros sobre ellos y piensa que los problemas tarde o temprano vendrían a él.