trece

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🥀; m

Mientras lavaba su ropa encontró un pequeño papel doblado perfectamente, lo abrió y una pequeña sonrisa inconsciente se asoma por su rostro. Es el número de Kun. Recuerda los nervios de su mayor al entregarle aquel papel, y la sonrisa que le brindó después. Quizá Kun a partir de ese momento ya sentía algo por él.

Toma su teléfono y busca entre sus contactos y ve que ambos números coinciden correctamente. Pero ahora venía la parte difícil.

Llamar o no. Volver a su vida o no.

Se sienta en el sofá y toma un mechón de cabello estirandolo levemente al estresarse. Los errores que cometió volvían a su mente una y otra vez. No tenían fin. Por lo que optó por no llamar pero ¿de verdad quería eso?

Querer a alguien se le estaba volviendo una rutina interminable, como todos los días.

Yangyang deja su celular en la mesa y suspira. Kun le dijo que él lo llamaría, pero su corazón está tan desesperado por oír la voz del mayor, aunque sea al otro lado de la línea.

Mientras las horas pasan, Yangyang observa su celular por momentos con esperanza y luego con desilusión.

Sabe bien que se merece esperar por Kun, porque el mayor siempre esperó por él. Era su turno.

Kun acompaña a su mejor amigo al centro comercial por un regalo para su no-novio como lo denomina el mayor sólo para molestar al otro.

—¿No estás cansado de mirar todas las vidrieras del lugar? —pregunta Kun totalmente cansado, y que Sicheng negara a todo lo que veía.

—Yuta se merece un lindo regalo —responde simplemente.

—¿Y así dices que no es tu novio?—contraataca.

—Yuta es sólo un amigo —le dice.

—¿Es realmente así? —pregunta y Sicheng siente sus mejillas arder.

—No lo sé—se rinde. Aparentar algo era tan difícil. —Estamos intentando algo —levanta sus hombros en signo de despreocupación.

—Lo sabía—asiente repetitivamente su cabeza. Su celular vibra en su mano y Sicheng levanta su ceja.

—¿Con quién hablas, Kun? No me digas con Y...—dice pero Kun lo detiene antes de mencionar el nombre de Yangyang.

—No hablo con él desde hace dos semanas—le recuerda—Es un amigo.

Sicheng levanta sus cejas nuevamente incrédulo.

—Si tú lo dices.

Conversaron un rato más y continuaron caminando por el centro comercial hasta la llegada del mediodía. Nuevamente el celular de Kun vibra y, esta vez, Sicheng lo toma y contesta la llamada activando el altavoz.

—¿Hola? —dice la voz tan reconocida para Kun y Sicheng.

—¿Qué es lo que quieres, Yangyang?—la voz molesta de Sicheng hace que Kun intente forcejear con su amigo para obtener de vuelta su celular.

flor que lastima ; kyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora