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El calendario marcaba un veintinueve de diciembre, faltaban sólo tres días para el cumpleaños de Qian Kun.

Yangyang observa desde el sofá color beige como Kun camina de un lado a otro con el móvil hablando con Sicheng, su mejor amigo. Aburrido de esperar, se para y busca un abrigo en la habitación que comparte con el mayor.

Kun ve como el menor sale de su vista y le susurra bajito al teléfono.

—¿Crees que esté organizando una sorpresa? —comenta entusiasmado al la persona que está en la otra línea.

—Lo más seguro—contesta Sicheng.

—Ha tenido un comportamiento sospechoso —ríe —Pero no tengo que preocuparme, ¿o sí?

Sicheng por un momento se queda callado. No quería preocupar para nada a su amigo.

—No hay nada de que preocuparse. Te iré a visitar el sábado junto a Yuta. —le recuerda—Espero que nos recibas con algo delicioso—ambos amigos se ríen.

—Claro que lo haré. ¿Con Yuta? —pregunta—Sí—contesta—¿Sabes que me debes una charla sobre ese tema?

—Eh... Kun, creo que debo irme. Mi jefe se enojará si me ve con el móvil.

—Eres un cobarde. Hablamos el sábado—se despide. Y Sicheng finaliza la llamada riendo nervioso.

Aquella conversación lo deja tranquilo, sale de la cocina y no había rastro de Yangyang por ningún lado.

¿De verdad no debía preocuparse?

Siente una corazonada de que algo va a pasar, pero decide ignorarla.

Porque todo estaba bien.

El esperadísimo sábado hace su presencia, el reloj de su mano izquierda marca las cinco y media. En la cocina se encuentra Kun preparando unos bocadillos listos para degustarlos con su amigo Sicheng y su no-novio Yuta. Yangyang había salido desde muy temprano y eso hacía dudar al mayor.

El timbre del departamento de la pareja suena desesperadamente, deja la bandeja llena de galletitas y se encamina a la puerta. Pero antes se mira en el espejo y abre.

La situación era la siguiente, su mejor amigo estaba totalmente rojo como un tomate y trataba de no tener contacto visual con el chico rubio que suponía que es Yuta. Kun los invita a pasar y mira a Sicheng tratando de entender lo que pasó minutos antes de que él abriera la puerta pero el castaño no dice nada.

Yuta toma asiento al lado de Sicheng que todavía no le dirigía la mirada, ni la palabra. Kun desaparece por la cocina y vuelve con la bandeja y tres tazas de café.

—Así que... —comienza a hablar Kun para tratar de calmar el silencio de ambos chicos —¿Cómo están?

Sicheng mira de soslayo a Yuta mientras que el japonés miraba su celular.

—Te íbamos a traer un regalo—dice Sicheng. —Pero alguien se lo olvidó. —mira a Yuta. El japonés iba a hablar pero decide no hacerlo.

—No se preocupen—bebe de su taza. —Que estén aquí conmigo, es suficiente—le da una sonrisa genuina que contagia una a Sicheng y a Yuta.

—Feliz cumpleaños, KunKun—Sicheng se acerca a él y lo abraza. Cuando se separan, Sicheng observa la cocina del mayor y le sonríe. —¿Todavía conservas el regalo que te di hace dos años? —pregunta.

Kun asiente varias veces. —Es un regalo de una persona importante para mí, ¿cómo no la conservaría?

Yuta al oírlo se encoge en su lugar y sigue mirando su celular.

—Creo que tu novio está algo celoso —le susurra a Sicheng mientras que se sonroja violentamente.

—No somos novios —le recuerda y se acomoda nuevamente en sofá al lado de Yuta, que al ver esto le brinda una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Dónde está Yangyang? —pregunta Sicheng.

La sonrisa de Kun decae y ahora se pone un poco serio.

—Salió en la mañana, seguro vendrá más tarde.

Yuta nota la incomodidad de Kun y cambia de tema rápidamente.

Así pasaron las horas y el reloj ahora marcaba las ocho de la noche. El mayor despide a su amigo y su no-novio.

Una vez solo, Kun deja caer su cuerpo sobre el sofá beige y un largo suspiro sale de su boca. Aunque no quiera admitirlo, se siente triste.

Ansiaba mucho que Yangyang entrara por la puerta en este momento, y lo llenara de besos, pero sabía que no lo haría.

Se levanta y siente su cuerpo pesado, camina hasta el teléfono y marca un número. Espera que suenen los tres tonos y habla.

—Buenas noches, restaurante Neo—dice la recepcionista.

—Buenas noches, hablaba para cancelar una reservación que hice a nombre de Qian Kun.

—Bien. ¿Sabe como es esto de cancelar una reservación? —pregunta la chica.

—Sí. Iré a abonar el dinero enseguida.

—Está bien señor Qian. Que tenga una buena noche —dice para luego cortar.

Kun suspira, definitivamente no fue un buen cumpleaños. Se siente triste y ya no quiere ocultarlo, las lágrimas comienzan a descender de sus ojos y por más que quiera evitarlas, éstas siguen saliendo.

Yangyang estaba detrás de la cocina escondido, escuchando como Kun ahogaba pequeños sollozos. De verdad no quería hacerle daño. Pero el daño ya está hecho.

Este día fue uno triste de muchos, pero Yangyang por primera vez se dio cuenta de ello.

Y ambos lo recordarian como el inicio de la lluvia interminable que vivirían.

NA: Sexto capítulo un poco largo para mí(?

Espero que les haya gustado💓

Nos vemos en una pronta actualización♡~

flor que lastima ; kyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora