El último viaje de Jack

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Gracias por seguir esta historia, aunque fue corta, disfruté mucho escribirla y me di cuenta de que mi comedia no está tan oxidada como yo creía. Muy pocas veces logro escribir un humor que me haga reírme a mí misma; por ello estoy contenta con este fic. Además, jamás creí que muchas personas lo fuesen a leer, pero resultó ser bastante bien recibido, así que me doy por satisfecha.

Como les había mencionado desde el principio, el fic no tenía mucha trama, simplemente me gustó imaginarme cómo sería el encuentro de estos dos en el universo canon, sin que sonara muy OoC o poco creíble (a pesar de ser cartoons en lo que todo se vale) y para mí, el resultado no está nada mal, así que una vez más agradezco el interés y si pudiesen dejarme sus opiniones sobre cómo les pareció el fic, sería muy apreciado por mi parte.

¡Disfruten su lectura!

Capítulo 10

El último viaje de Jack

A partir de ese momento, la vida de ambos hombres se tornó más dulce. La espinita que se había clavado en sus corazones al tener que separarse, no iba a salir tan fácilmente. Pero los dos podían ver el lado positivo de la situación y continuar con sus vidas de la mejor manera que podían.

Sin embargo, Jack no se esperaba que sus caminos se volviesen a juntar...

Johnny trabajaba arduamente en el restaurante de Pops, inclusive el hombre ya le había dejado hacer otro tipo de labores, como ser mesero; aunque Johnny a veces lo arruinaba, tratando de coquetear con las clientas o dejando caer los platos. Pero este tipo de situaciones ya no eran tan frecuentes como antaño. Lo que nadie sabía, era que Johnny tenía un plan: en lugar de gastar todo el dinero que ganaba en cosas materiales para él, o comida; se encontraba ahorrando cada centavo. Su plan, era reunir una cantidad considerable de dinero, que pudiese darle a Carl para ayudar a construir la máquina que Jack necesitaba.

En otros tiempos, Johnny jamás hubiese concebido llevar a cabo un acto desinteresado de este tipo, pero las cosas —él mismo—; habían cambiado desde que Jack llegó a su vida. Por supuesto, Johnny no le había comentado de su plan a nadie; salvo por su madre, quien lo felicitó. El rubio no quería que pensaran que se había vuelto un hombre "suave". Pero estaba muy satisfecho con lo que estaba haciendo, ya que sabía que Jack sería muy feliz, y sobre todas las cosas, sobre sí mismo inclusive; lo único que deseaba era que Jack alcanzara la felicidad.

Pero después de todo, Johnny seguía siendo Johnny...

—Oye, jovencito. ¿No te interesaría comprar un boleto para la lotería? —Le llamó una anciana que vendía los boletos en un puesto en la calle.

—¿Lotería?

—¡Claro, con un solo número puedes ganar muchos millones! ¿Comprarás alguno?

Johnny maquinó las palabras de la mujer. Y se le ocurrió otra idea que a él le parecía muy genial: si ganaba millones, podría ayudar a Jack y de paso, se arreglaría su propia vida. Él y su madre vivirían como reyes con el resto del dinero del premio.

—Espere aquí, anciana.

Dicho eso, Johnny corrió a su casa y sacó todos los billetes que tenía escondidos debajo de su colchón, tomó su motocicleta y se dirigió a toda velocidad hacia el puesto de lotería de la mujer.

—¡Deme todos los boletos que pueda comprar con esto! —Se apresuró a decir estúpidamente, mientras le entregaba todos sus ahorros a la mujer, cuyos ojos brillaron codiciosamente al ver semejante cantidad de dinero. La anciana lo tomó todo y a cambio le dio todos los boletos con los que contaba.

Johnny regresó muy contento a su casa, dando por un hecho que ganaría la lotería y todos sus sueños se volverían realidad. Así que, como ese mismo día era el sorteo, se preparó adecuadamente: colocó en la mesita de la sala varios tazones llenos de frituras, gaseosas y palomitas de maíz, y se acomodó a comer mientras esperaba que televisaran el sorteo.

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