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(†)

Ya eran las 6:46, tenía que levantarme y llegar a la casa de Edw antes que se fuera a natación, prácticamente había dormido unas 4 horas máximo, y me sentía peor de lo que ya me sentía antes de acostarme. Tomé la tabla y me levanté sigilosamente y desperté a Cristina, le dije en voz baja: "Me tengo que ir"
Se frotó los ojos y se levantó de la cama, quizá en la noche no había notado con que se había dormido o quizá no había notado su cuerpo. Se levantó sonámbula y me cogió de la mano para llevarme afuera.

–Me se el caminó.-Dije.

Estaba en un short de pijama, con corazoncitos. Le resaltaba su piel blanca y sus curvas. Había quedado anonadado y exaltado con semejante paisaje que tenía frente de mi, Cristina era una chica que no le gustaba mostrar su cuerpo por inseguridad, o quizá por cualquier otra cosa, más no le veía problema o razón alguna de no mostrarlo, era bellísimo, todo en ella encajaba perfectamente. Desde el lunar en su hombro hasta su ombligo, desde los deditos de los pies pintados con esmalte caki, hasta el último pelo en punta de su despeinado cabello, era magnífico verla recién levantada, por el short se le notaban unas lindas nalgas y por el top que tenía unos hermosos Senos.

–Cuídate, gracias por venir.- Me abrazó y aproveché para abrazarla también, mis brazos rodeaban su cintura, y acariciaba con tiento su espalda. Cómo si quisiera conquistarla.
–Gracias a ti por dejarme quedar.
–Hablamos en la U.- Se empino para darme un beso en el cachete pero por intentar hacer un desvío brusco término dándome un beso en la boca, lo más extraño fue que no se separó cuándo por error lo cometía, pensé: Quizá eso era lo que quería.

Fue inevitable no seguir el beso, la tomé por la cintura y recorrí por el lado de la costillas hasta llegar al punto de los pechos, exploraba con mis manos su cuerpo mientras el beso se alargaba, ella me tomaba del cabello, bajaba sus manos por mi cuello y terminaban en mis mejillas. Se iba poco a poco abalanzándo hacia mí, se notaba un poco ida de la idea principal, no quería ya solo un beso, quería hablar por medio de otra forma, quería expresar lo que sentía sin decir  una sola palabra. Quizá para ella era un sueño, ya que se levantó  esbozando. Sus labios rozaban los míos, su lengua entraba suave por medio del beso y mis manos cada vez me pertenecían menos, ya no las controlaba yo; si no el momento.
Me quite del beso y la mire por unas milésimas de segundo para saber si no era un sueño, sus ojos brillaron como ningún otro día. Y de nuevo me beso, me tire  en el mueble con un movimiento un tanto brusco, me sentía observado por esos miles de ojos de búhos a mi alrededor, Cristina se olvidada que estaba en su casa, se estaba perdiendo en mis labios y yo en los de ella.

Me levanté de el sillón junto con ella, nunca nos separamos, ya que ella era pequeña y flaca no pesaba mucho, creía que si pero en realidad me cargaba con una fuerza de voluntad momentánea, así que la alcé y ella cruzó sus piernas por mis caderas atandome a su cuerpo.

Llegué a la puerta de su habitación aún medio cerrada; sin hacer ruido y sin mirar por donde iba, llegue a su cama, me volteó y se posó encima mío. Luego se paró y cerró la puerta, volvió a subirse y tiro con un movimiento brusco su pelo a un costado de su hombro, su pelo castaño pego en mi cara, y tuve la oportunidad de volver a besarla. Hacia movimientos repetitivos, sintiendo como el calor subía por todo mi cuerpo y yo como el de ella subía cada vez que le acariciaba las piernas.

Había pasado de ser un beso por error a llegar al punto de hacer el amor un día 21 de noviembre a las 6;55 de la madrugada.

Se plantó de nuevo encima mio, mirándome desde arriba y con una mirada pícara y  seductora, mordía con sus dientes el labio superior, invitándome a pasar a el paraíso de su belleza absoluta.

"Después del Después".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora