BAJO EL HECHIZO DEL DRAGÓN [BNIOR]

17

Jinyoung

Nos alojamos en la casa vacacional por un tiempo más después de eso. Jaebeom y yo no salimos de mi habitación la mayor parte del tiempo. El médico vino a entregarme algunas pastillas que se suponía me darían una mejor oportunidad de alcanzar el embarazo, y poco a poco, estaba empezando a sentir esperanza de nuevo. Casi como si todo esto pudiera realmente resultar para mejor.

El segundo día, mientras Jaebeom salía con su madre, Youngjae vino a mi habitación para decir adiós.

– Nos mandan a todos a casa – dijo – Él realmente te eligió, ¿eh?

– Sí, supongo – Froté la parte de atrás de mi cuello porque, entre todo el sexo, realmente no había preguntas al respecto. 

Jaebeom lo quería todo el tiempo. Como si de alguna manera se hubiera convertido en el objetivo de su vida verme embarazado. No es que me quejara de sufrir múltiples orgasmos alucinantes cada día.

Sí, realmente estaba sufriendo.

– Me alegro de que funcionara de esa manera – dijo Youngjae.

– Sí, yo también. Pero siento que hayas venido aquí por nada.

Sacudió la cabeza.

– No fue nada. Todavía tengo que echarle un vistazo a algunos dragones. Ojalá pudiera ir a su isla. Te llevará allá, ¿verdad?

– Jaebeom está trabajando en el permiso. Podríamos tener que esperar hasta que podamos confirmar el embarazo.

– Espero que sea pronto.

– Oh Dios sí, yo también – No podía esperar a saberlo con seguridad.

Entonces todas las preocupaciones podrían terminar. Jaebeom me aseguraba todos los días que las cosas iban a estar bien, pero mi mente nunca estaba realmente a gusto. Ni siquiera podía ir a vivir con él en su isla si no podía darle un hijo. Las políticas eran estrictas. Realmente no querían seres humanos más de lo necesario allí, al parecer.

– ¿Cuánto tiempo tienes que esperar?

– Alrededor de siete días más para una prueba temprana – Para mí, eso sonaba como una eternidad.

– Eso no es demasiado tiempo.

Me hice asentir con la cabeza.

– Me encargaré. Gracias por detenerte.

Él sonrió.

– Mantente en contacto, ¿de acuerdo? Quiero saber todo sobre los dragones que conocerás.

Le sonreí de nuevo.

– Quizá pueda emparejarte con uno.

Se ruborizó furiosamente, lo cual hizo que mi sonrisa se ensanchara.

– Eso no es lo que quería decir – murmuró.

– ¿Así que no quieres que eche un ojo por ti?

Se mordió el labio inferior.

– Yo tampoco dije eso.

Dios, podría ser tan lindo. No es mi tipo, por supuesto, pero no sería difícil encontrar a alguien para él.

– Te llamaré – dije.

– Gracias – Él miró al suelo.

– No hay problema.

– Muy bien entonces – Extendió su mano hacia mí – Cuídate.

Sacudí su mano.

– Igualmente.