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Jinyoung

Después de que hubiéramos ido al médico para confirmar mi embarazo, sólo le tomó a Jaebeom unos días más para obtener mi permiso.

Fue temporal, hasta que naciera el bebé y pudieran probar si realmente era de Jaebeom, pero por ahora, yo era uno de los pocos humanos permitidos en la isla de los dragones.

El día antes de nuestra partida, Jaebeom me dejó en la casa de mi hermano para poder recoger algunas cosas y decirle adiós apropiadamente.

– Te recogeré más tarde – dijo Jaebeom, inclinándose para presionar un beso rápido en mis labios – Ten cuidado.

– Lo tendré.

Incluso mientras asentía con la cabeza, podía ver en sus ojos que realmente habría estado más cerca de quedarse a mi lado que irse. Se había vuelto extrañamente protector de mí en los últimos días. Era dulce, pero nada me iba a pasar aquí, así que simplemente me despedí y lo vi irse antes de entrar en la casa.

– Hey, hermanito – gritó Yugyeom desde la sala de estar donde estaba sentado viendo la televisión.

– Hey – dije, entrando en la habitación.

Él me miró.

– ¿Cómo fueron las cosas en la guarida del dragón?

Cierto, en realidad no lo había mantenido al día. Había estado demasiado preocupado por Jaebeom y nuestro bebé para pensar mucho en él. No era el mejor hermano del mundo, pero también, tampoco lo era yo.

– ¿Has almorzado ya? – pregunté – Haré algo para nosotros –Después de todo, la cocina era mi habitación favorita en esta casa, y me moría de hambre.

 Últimamente tenía mucha hambre, a pesar de que estaba apenas iniciando este embarazo. Jaebeom no había estado bromeando sobre los pequeños dragones siendo exigentes, pero estaba bien; le daría a este pequeño lo que necesitara. En este momento, parecía que realmente quería una ensalada de atún.

– Olvídate del almuerzo – Yugyeom hizo un gesto con el control remoto – Quiero saber lo que has estado haciendo.

– Podemos hablar mientras comemos. No mientras la TV esté funcionando. Ya sabes, como la gente civilizada.

Caminé frente a él hasta la cocina mientras me miraba con la boca abierta. No estaba acostumbrado a hablar de mí, pero es mejor que se acostumbre ahora. Yo era el compañero de un dragón y pronto sería padre, y no iba a tomar más mierda de él. Apuesto que no pensó que iba a suceder cuando me molestó acerca de solicitar este trabajo.

Permaneció quieto hasta que tuve el almuerzo listo y lo llamé a la mesa. Qué buen muchacho pudo haber sido. Sonreí.

– ¿Qué te hace tan feliz? – preguntó, tomando asiento.

– Oh nada. Simplemente estoy esperando la comida. Estoy comiendo por dos ahora, ¿sabes?

Sus ojos se ensancharon mientras procesaba las palabras.

– ¿Así que funcionó? – Sonrió – ¿Voy a ser tío?

Mi sonrisa se hizo más amplia que la suya.

– Sí, lo serás.

– ¿De un dragón? Hombre, eso es genial. Sabía que te iba a elegir, hermanito.

Me reí.

– Sí, recuerdo lo que dijiste sobre mi culo.

Él gimió.

– Tenía razón, también ¿no?

– Supongo que la tuviste – Empujé un poco de comida en mi boca, complaciéndonos a ambos, a mí y a la vida creciendo en mi vientre.

BAJO EL HECHIZO DEL DRAGÓN [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora