01. El ataque del enmascarado

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—¡Argghh, que asco, no!

Doble D se sacudió bruscamente, desde el suelo, y logró espantar al pequeño perro pequinés que había venido a hacerle el favor. Sentía los flujos de su baba correr por su rostro. Luego abrió los ojos, lentamente.

Cubriéndose con las manos para no verse cegado por la luz, lo primero que vio fue verde, mucho verde, y algo de gris a unos metros. Concluyó que se trataba de arbustos, césped, y un poco de concreto por allá. Sobre el segmento gris, una señora se paseaba silenciosamente acompañada de un pequeño pequinés blanco, el mismo que acababa de despertarlo.

Sus sentidos no reaccionaron tan rápido como esperaba, por lo que le tomó un buen intervalo procesar toda la información que recibía, reactivando cada circuito de su cerebro, solo para darse cuenta finalmente de que estaba... en un parque.

—¿Qué...? —murmuró, todavía con las manos en el rostro. En ese momento, el hedor a whisky que emanaba su boca, al rebotar en las cuencas de sus manos, regresó a sus narices. El resultado fue catastrófico: una cascada de porquería amarilla escapando pintoréscamente de su boca.

Cuando terminó de vomitar, se hallaba de manos y rodillas contra el suelo. Su espalda amenazaba con crujir como una hoja, y su cabeza sentía mil revoluciones por segundo. Además de la acidez de su boca, si pudo pensar en algo, fue en lo patético que debía verse en ese momento.

«¿En dónde estoy? ¡¿Qué diablos me pasó?! ¡Maldición!»

Luego de unos segundos de agonía en donde le pareció haber oído sus propios sollozos, hizo un esfuerzo por ponerse de pie. Alrededor, detrás de los arbustos y el follaje, unas aves realizaban el ritual auditivo de todas las mañanas. Fin de la noche, cielo pasando de un añil oscuro a un azul claro, y hora de cantar amigos, que el sol está por salir y esos humanos citadinos no se van a levantar solos. ¿Cómo? ¿Qué hay un tonto que pasó la noche durmiendo entre los arbustos de un parque? ¡Vamos a reírnos de él!

Sí, eso debía ser lo que estaban pensando esos pájaros, aparentemente los únicos testigos de su desgracia. Cuando se giró a ver el resto del parque, no encontró a nadie más cerca. Había gente caminando sobre la acera de las calles que circundaban el parque. La ancianita y el pequeño perro ya se encontraban casi a la salida.

Doble D se llevó una mano al rostro. Se frotó la cara pesadamente, llenándose la palma con la saliva de ese pequinés. Nada de esto se comparaba a las mañanas en las que se levantaba temprano, después de haberse pasado toda la noche terminando un proyecto. Esto estaba a otro nivel. No recordaba absolutamente nada de lo que había pasado anoche, y dudaba si quería recordarlo, a decir verdad.

—Ed... Eddy... —balbuceó. Hubo algo que movió su cabeza al mencionar a este último. Algo le decía que Eddy tuvo una idea muy estúpida que culminó en su despertar en este parque. La experiencia, supuso. Algo que involucraba alcohol, desde luego, pero hasta donde recordaba, era abstemio. Siempre se había negado a cualquier bebida alcohólica que Eddy o los otros le ofrecieron.

Salieron a despedir el último día de sus vacaciones yendo a un bar.

Esa idea cayó como un rayo a su corteza cerebral, fulminando los rincones que hasta ahora tenían recuerdos borrosos. No se trataba de cualquier bar; era más bien el bar Dublín, un club reciente con sectores para todos los vicios del ser humano, tales como el sector de la barra, el de la pista de baile, etcétera. Ahora recordaba que esa idea no le había agradado en un principio, como tampoco veía con buenos ojos comprar esas dos botellas de whisky aunque él no pensara tomar, o que no debía dejar a su primo apostar con esa pandilla de matones ni aunque Eddy le dijera que sí, o que...

«¡¿Qué?!»

Y bum. Otro shock de recuerdos. Clark no podía resistir a la tentación cada vez que veía mazos de cartas sobre una mesa, además de billetes, cigarrillos, y cinco gordos rudos apostando hasta a sus madres. Él era muy bueno en ese juego. ¿Y que ocurriría si se lo presentara a Eddy, el impulsivo con alma de mánager codicioso por excelencia?

Los juegos de Peach Creek [Ed, Edd & Eddy][+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora