09. Todo por un set

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La ceremonia de apertura resultó ser más animada que el acto aburrido de la semana pasada. Al finalizar el horario matutino, al mediodía, en los campos exteriores se colocaron mesas saturadas de comestibles y bocados, y se invitó a los espectadores (en su mayoría alumnos) para presenciar la apertura. Una banda local de rock pop había subido al escenario para ambientar la ceremonia. En medio del tumulto de gente, Eddy se acercó a Valeria.

—Oye, ¿y cómo es que terminaste aquí? Creí que te habías mudado a Boston.

—Oh, sí. Lo que pasa es que ya me he recibido de profesora de educación física. Pero antes de volver al equipo de fútbol soccer profesional he querido aprovechar para regresar a Peach Creek por un tiempo. No le digas a nadie esto pero...

Ella se acercó a Eddy y le susurró algo. Mientras tanto, Ed había agarrado unos panecillos de la mesa.

—No deberías atiborrarte con comida a una hora del partido, Ed. Serás el primero en jugar. ¿Ya has pensado en cómo ganarle a Rolf? —le preguntó Doble D.

—No pasará nada, Doble D. Solo necesito energías y con eso será suficiente.

—Oye, deberías estar calentando. ¿Qué haces comiendo? —irrumpió Eddy.

—No estoy comiendo, estoy recargando energías.

—¿Tienes al menos un plan? Bah, ¿para qué pregunto?

Luego de la hora, todos se reunieron en el campo de tenis de la escuela, recientemente instalado. Las gradas de madera se encontraban hasta la mitad, ocupadas principalmente por estudiantes curiosos que no tenían otra mejor cosa que hacer en este día. El verdadero espectáculo sería el del viernes, dónde se jugaría el resto del torneo y se definiría al primer campeón del evento.

El director Antonucci salió al campo de tenis, donde lo esperaba una asistente para entregarle el micrófono.

—Buenos días, damas y caballeros. No hay honor más grande para mi que... —Y comenzó de nuevo otro aburrido discurso acerca del evento.

Los Juegos de Estado eran una serie de torneos académicos en distintas disciplinas impulsada por la Secretaría de Educación Nacional en los noventa. Se celebraban durante todo el año escolar, y se llevaban a cabo sólo en algunos estados, en cada escuela principal por ciudad. No era necesario estudiar ahí para participar, solamente bastaba con tener la edad. Habían disciplinas individuales tales como el tenis, el skateboarding, artes marciales, natación, etc. E incluso algunos juegos fuera del rango físico, como una batalla de bandas de música, concurso de ficción, ajedrez, póker, entre otros. En un segundo plano, se encontraban las disciplinas en equipos, en donde todas las ciudades competían entre sí en torneos de fútbol americano y europeo, basquetbol, handball y beisbol.

Los eventos se celebraban cada cinco años. Ciudades como Seattle, Ellensburg, o Lemon Brook ya habían iniciado con los juegos hace algunos años. Eso era lo que hacía especial esta edición en Peach Creek; sería el debut de esta ciudad en los Juegos de Estado.

—...Sin mas que decir, los dejo con nuestra nueva coordinadora y vieja conocida, Valeria Martínez, a quien pronto verán seguido en nuestra escuela.

El sexagenario abandonó el estadio entre aplausos, y lo sucedió la encantadora mujer que había presidido el sorteo del torneo de tenis. Valeria tomó el micrófono y carraspeó un poco, dando la impresión de preparar un pacífico discurso. Pero entonces vociferó:

—¡¿Estáis listos para los juegos?! —Los que estaban más próximos a los parlantes se cubrieron los oídos. Gritos del público fueron la respuesta—. ¡No los escucho!

Más gritos, más fuertes, y algunos silbidos que se oían por debajo.

—Sí que lo hace bien —le comentó Doble D a Eddy. Los participantes miraban agazapados desde la boca del túnel que daba hacia la pequeña entrada.

Los juegos de Peach Creek [Ed, Edd & Eddy][+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora