11. Tú (no) puedes ganar

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Había una gran diferencia entre ser un espectador, y estar ahí en el momento. Los ocho, a pesar de ya haber experimentado la salida al campo con sus respectivos equipos de soccer, lo sintieron como algo totalmente nuevo y abrumador. Cada uno pudo escuchar y distinguir su propio nombre resonando en las gradas. Eso fue lo más escalofriante de la tarde.

—De verdad, creo que me oriné. Disculpen. —Eddy desapareció entre sus rivales, quienes apenas lo notaron.

—¿Ma... mamá? —murmuró Doble D. En primera fila pudo distinguir el amasijo de cabellos dorados que reflejaba la luz solar y lo cegaba a esa distancia. Era su regia y jovial madre, la señora Carla, a un lado de su tía y su primo. En la misma grada también estaba la madre de Ed junto con Sarah y Jimmy. la de Nazz, la de Kevin, y la abuela de Rolf. En el escalón siguiente estaban otros estudiantes. Incluso había gente que no tenía relación con la escuela, curiosos que buscaban disfrutar de una buena tarde de competencia sana y juvenil.

—¡Eddward! ¡Éxitos, tesoro! —saludó ella agitando la mano. Doble D tragó saliva. Se giró a sus compañeros, encontrándose con que Marie los había visto a él y a su madre. Rápidamente la chica giró la vista hacia otro lado. Por suerte, ninguno de los otros los había visto por estar buscando a sus propios parientes y amigos.

Los ocho se posicionaron en el mismo sector de antes. Valeria salió con un micrófono. El tiempo no estaba más fresco que el miércoles, pero ella se había vestido un poco mejor; sudadera y pantalón.

—¡Damas y caballeros! ¡Ladies and gentleman! ¡Sean bienvenidos a la segunda y última fecha del torneo de tenis mixto! —Aplausos—. El miércoles dieciséis participantes se enfrentaron en una encarnizada y flipante serie de ocho encuentros de donde surgieron nuestros ganadores. El día de hoy, jugaremos los ocho encuentros restantes; los cuatro partidos de cuartos de final, los dos partidos de las semifinales, el partido por el tercer puesto, y... ¡la gran final! —Más aplausos—. Y una cosa más, amigos. Desde la secretaría de educación municipal me informan que el trofeo está en camino. —Aún más aplausos—. Ahora, con nosotros... ¡Rolf Yonick y Nazz Van Bartonshmeer! Pasad al campo.

—Pronuncia bien tu apellido, eso la hace más perfecta —le dijo Kevin a Nazz. Esta le dio un amistoso golpe en el hombro.

—Suerte Nazz —le dijo Doble D.

—Gracias, Doble D —respondió, guiñándole el ojo. Doble D tuvo un ligero rubor que por suerte se esfumó con la primera brisa de la tarde, antes de que alguien pudiera notarlo. Además de que para apenarse ya tenía a su madre en las gradas.

Rolf y Nazz tomaron un sorbo de sus botellas y pasaron a la pista. Antes de pasar por la mesa a recoger sus raquetas, un ayudante de la jueza cambió una por otra que tenía a mano, reservada para Rolf.

En el sorteo a Nazz le tocó estar del lado de la pista donde muchos de los populares se encontraban. Se escucharon algunos silbidos de hombres hacia ella, quien solo las ignoró. A Rolf le fue peor; en su sector se hallaban varios de los miembros del consejo, con quienes mantenía una gran enemistad desde primer año.

—Muy bien, chica Nazz. ¿Preparada para volver a tu lugar? —declaró Rolf.

—Lo que digas, jardinera —respondió Nazz, poniéndose en posición.

Sonó el silbato, dando lugar a los cuartos de final. El encuentro comenzó sin gran diferencia el uno del otro. Rolf se llevó el primer punto, luego Nazz empató. Llegaron a estar 2 a 2, aunque claramente comenzaba a percibirse una ventaja del lado de la chica. Contaba con una gran técnica a la hora de golpear la pelota, para sorpresa incluso de sí misma. Y en ocasiones, Rolf miraba su raqueta con inconformidad, lo que llamó la atención de Eddy.

Los juegos de Peach Creek [Ed, Edd & Eddy][+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora