19. Prohibido gritar

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Finalmente llegó el sábado, y con ello la esperada excursión hacia los bosques de la ciudad. Era un evento organizado por los directivos de la escuela y la secretaria de educación, cuyo fin era el de proporcionar a los estudiantes las herramientas necesarias para garantizar la supervivencia en el medio, además de una experiencia imprescindible de contacto con la naturaleza. Dividieron a quinto año en dos mitades. La primera, conformada por casi todos los populares y algunos otros chicos, había partido el viernes a la tarde, y estaría de regreso a las cuatro o cinco de la tarde a más tardar. La segunda, conformada por un puñado de animadoras, chicas del equipo de fútbol y la pandilla de Eddy, tenía previsto salir hoy.

Uno de los dos encargados de dirigir la excursión había amanecido enfermo, por lo que la escuela tuvo que buscar a un voluntario a último momento. Las Kanker reconsideraron escaparse a casa cuando vieron a Valeria esperando en el bus. Todos se habían congregado en la puerta esperando para subir.

—¡Subid, chicas, que hoy la pasaremos bien!

El otro acompañante era un muchacho llamado Mike, el ayudante de campo del neurótico entrenador Straker que acababa de llegar a la ciudad, y también un graduado de la escuela.

Entre canciones en el bus con la guitarra de Jason, guerra anticipada de comida y preguntas de Eddy sobre si les harían tomar su propia orina como lección de supervivencia, finalmente llegaron al campo a las tres de la tarde. La primera actividad consistió en hacer grupos de tres e instalar las tiendas de cada grupo. Les habían dado una guía con instrucciones, pero nadie lograba entenderlo.

—Esto tiene que ir así —corrigió Marie, cansada de ver como Lee era incapaz de reconocer las estacas.

—No puede ser. No llega la señal aquí —se quejó May, elevando su celular—. Necesito subir la historia. Carajo.

—Ya. No vas a morir por no conectarte a Internet por unas horas —respondió Lee. Señaló hacia Valeria—. Yo me preocuparía por esto.

—¡Chicos! —los llamó Valeria. Al ver que nadie le escuchaba volvió a gritar, con mucha más fuerza—. ¡Chicos!

—Menos mal solo la veremos en los juegos —opinó Marie.

—Lo estais haciendo todo mal, chavales. Lo que debéis hacer es esto. —Valeria llevaba un chaleco militar sobre una musculosa negra, y hasta sus omóplatos se sentían ardientes para todos ellos—. ¿Dónde está Mike? Ah, cierto. Aún no ha regresado. Vale, necesito un voluntario para instalar esta tiendita. A ver... ¡Rolf Yonick!

—Maldita sea, qué suertudo —se quejó Kevin.

Con ayuda de Rolf, quien junto a Eddy eran los únicos que parecían no embobarse con ella, hizo la demostración.

—¿Quedó claro? ¡Ahora todos a trabajar! —ordenó la señorita Entusiasmo.

Luego del almuerzo y algunas actividades, los muchachos se pusieron a jugar fútbol, mientras que algunas chicas, como las Kanker, comenzaron a trotar alrededor del campo. En un desafortunado cruce, Ed pateó al arco con brutal potencia, y Rolf rechazó. La pelota rebotó, cruzando todo el largo de campo y golpeando en la cabeza a Marie, que justo pasaba trotando detrás de Lee y delante de May.

—¡Oye! —se quejó ella, tomando el indefenso balón con sus garras.

—Oh, por Dios. —Doble D fue el primero en acercarse a ella—. ¡Cómo lo sentimos! ¿Te encuentras bien?

—Yo... —murmuró Marie. Lee le arrebató la pelota y se la arrojó a May.

—¿Saben qué? Despídanse del balón —dijo la mayor.

Los juegos de Peach Creek [Ed, Edd & Eddy][+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora