Lo siento,
pero
esta noche he decidido empacar.
He decidido cerrar
con llaves
y
candados
las puertas de esta casa fúnebre, triste y casi en ruinas.
Esa casa
en la cual,
sabías que era el punto donde siempre me encontrarias.
Pues,
estaba dispuesta a reconstruir tus alas,
las veces que fueran necesarias.
Aún
sabiendo que después de que tu sanaras, nuevamente partirias. Partirias dejándome en ese lugar fúnebre, sola
esperando tu regreso
y
con mis manos lastimadas
por los tantos piquetes de ese alfiler filoso,
ese mismo que yo usaba
para tejer las plumas faltantes de tus alas
y que de nuevo pudieran
ser hermosas.
Llegué muchas veces a un punto,
en el cual creía
que al sanar,
tú ya no partirias
y
te quedarías
por siempre conmigo.
Pero
cada vez tardaba más en volver,
solo quedaba el
observarte por mi ventana
y ver
cómo esas alas
nuevamente se rompían.
Me di cuenta de la realidad,
que cada vez que construía tus alas
cada vez que
me quedaba a esperar,
olvidaba cuidar de las mías,
empezaba a olvidar
como era que
alguien más
también cuidara de las tuyas.
Olvidaba,
que mis alas
también estaban rotas.Y llegó ese alguien
ese que cuido de mis alas,
que las curó con paciencia
que le parecían hermosas a pesar de estar tan destrozadas.
Le costó trabajo,
sí.
Y hoy,
hoy mis alas son fuertes,
y si vuelo
vuelo
con él
a mí lado.