Soy la figura más frágil de tu museo de vidrio. Tus imprudencias me enfunden terror.
Mi cabeza es esa calle donde los taxistas no entran, y tu no sales.
Escucha, vivo en un presente en el que no se si tengo suficiente futuro como para contarle a alguien todo mi pasado.
Si te acercas: duelo.
Si te alejas: reto.
Acuna mi cuerpo entre tus ojeras. No me reproches una flecha cuando grito: QUIERO ESTAR SOLA. Pues, QUIERO ESTAR CONMIGO, no SIN TI.
Nunca voy a explicarte que me hice pedazos tan pequeños que todavía no he encontrado la forma de resolver el puzzle. Porque nunca lo entenderías, o eso espero.
Porque he estado tanto tiempo triste que ahora la felicidad me parece una taza de café ardiendo, que no voy a saber llevarla hasta la mesa sin aarrojarla y quemarme las manos. ¿Quién lo callaría?
La felicidad era jugar con fuego y tú ardias