Capítulo 2: El desconocido de los ojos hermosos.

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Renesmee

-Rose ¡por favor!, no quiero salir- le repetí una y otra vez, pero ella jugaba a ignorarme.
-Vamos Renesmee no seas aguafiestas, son sólo un par de horas- intentaba convencerme mientras maquillaba mis ojos.
-No sé para qué gasto palabras contigo sino me escuchas- dije levantando mis manos en señal de rendición.
-Ya quédate quieta, que si quedas mal maquillada no será mi culpa, ¿oíste?- dijo mirándome a través del espejo.
-¡Uff!- alegué devolviéndole la mirada y le enseñé la lengua.
-Listo- dijo sonriendo al apreciar su obra de arte y corrió a la otra habitación.
Me puse de pie para poder mirarme mejor en el espejo, y el maquillaje estaba perfecto, sutil pero asentador, yo no hubiese podido siquiera ponerme brillo labial sin dejar una obra de Picasso en mi rostro.
-Éste te quedara perfecto- la oí decir al regresar a la habitación donde me encontraba, de sus manos colgaba un vestido negro, muy ajustado pero demasiado corto para mi gusto.
-¿Qué?, no, no, no, no- dije negando con la cabeza- si me vas a obligar a salir, al menos puedo escoger mi ropa, quiero verme decente- dije levantando una ceja, su expresión cambió de inmediato.
Mi comentario la ofendió.
-¿Decente?, éste vestido es mío.
-Lo siento, no quise decir eso- dije acercándome a ella.
-Has herido mis sentimientos, ¿eso crees?, que soy una indecente- preguntó.
-¡No!- enfaticé- es solo que, no es mi estilo, lo siento- me disculpé una vez más- ¿Qué hago para que me perdones?
-Tienes suerte de que hoy no estoy de mal humor, y de que te considero casi mi hermana.
-¡Ey!, yo también te considero mi hermana- reclamé y le di un fuerte abrazo.
-Tendrás que compensar este mal rato que me has hecho pasar- hizo un puchero con su boca.
Esa última frase no me agradó, para Rose la compensación siempre era exagerada y  constaba básicamente en obligarme a hacer todo lo que yo no quería.
Una vez vestidas y en el taxi creí que iríamos al cumpleaños del nuevo novio de Rose, la fiesta se realizaría en la propia casa del cumpleaños,  pero ella tenía otros planes, y yo sólo me di cuenta hasta que le dio otras indicaciones al taxista.
-Vamos al nuevo bar que se encuentra en la Avenida principal de Port Angels- dijo y evitó hacer contacto visual conmigo. 
-¿De que bar hablas Rose?, no se supone que iríamos a la casa de tu novio.
-Te dije que tendrías que compensarme- rió.
-Ésto no es justo, si yo te cobrara cada una de las que me debes, tendrías que dejar tus salidas nocturnas para indemnizarme y de todas formas quedarías en deuda.
-No puedes hablar en serio, yo solo he querido ayudarte, ya es hora que tengas un novio, ¿no crees?
-Un vendedor de seguros es lo último que me conseguiste, ¿en qué pensabas?- pregunté.
-El tipo era guapo, no lo puedes negar.
-Eso es cierto pero tenía casi 30 años, vivía con su madre y lo único que hizo fue hablar de su ex novia, creo que eso explica muy bien porque no lo volví a ver.
-Amiga debes reconocer que eres demasiado exigente, sólo quiero que te diviertas un poco.
-Si lo sé, pero es que no cualquiera se merece tener una cita con este bom bom- dije señalándome con las manos.
Hubo un silencio y ambas nos reímos a carcajadas luego de mi frase, el taxista nos dio una mirada a  través del espejo retrovisor y aceleró para llegar luego al lugar y deshacerse del par de locas que seguro pensaba que eramos.
-Es ese que está llegando a la siguiente cuadra- dijo Rose, el taxi se detuvo, pagó la tarifa y nos bajamos, fuera del lugar había una fila interminable de personas que esperaban para entrar.
-Rose, podemos ir a otro sitio, esto está llenísimo, no lograremos entrar ahí.
-Ya relájate, que me pones los nervios de punta- dijo volviéndose para mirarme- tal vez esta noche conozcas al amor de tu vida- dijo tomándome de la mano para cruzar la calle.
-Sí, tienes razón ¿Cómo no lo pensé antes?- dije de forma sarcástica- eso es justamente por lo que me animé a venir.
Se paró frente a mí y me tomó por los hombros.
-Respira y mentalizate en pasarlo bien. Con esa cara sólo ahuyentaras a los valientes que se te acerquen. 
Ignoré su comentario y eché un vistazo a la treintena de personas que esperaban en la fila.
-Rose, ¿no deberíamos hacer la fila?- pregunté mirando a la primera persona que aguardaba en ella, que me miro con cara de pocos amigos.
-Buenas noches- dijo mi amiga saludando al guardia de la entrada- somos amigas de Alice Cullen.
Como siempre Rose tenía todo preparado, estábamos en la lista, me engañó desde un principio.
-Renesmee Cullen y Rosalie Hale, ¿verdad?- preguntó el gorilon de la entrada y nos pidió las identificaciones.
Luego de verificar nuestros nombres y si las fotografías correspondían a nosotras, nos hizo pasar.
Una vez dentro del lugar, no se me hizo tan desagradable, era más de lo que esperaba en realidad, el lugar parecía lujoso, todo comenzaba con una especie de hall, repleto de fotos de músicos  famosos, el piso era de cerámica y tenía una alfombra roja en el medio que llevaba a la escalera. Era más grande de lo que parecía. 
-Sígueme- dijo Rose apurando la marcha, bajó por las escaleras que llevaban hacia la pista de baile, el lugar no era como esos que habíamos visitado con Rosalie en otras oportunidades, a pesar que estaba atestado de gente, se veía amplio y aún quedaba lugar como para dejar entrar mucha gente. Al fondo, bajando las escaleras se encontraba el lugar donde ponían la música, el dj estaba acompañado de dos mujeres que bailaban a su lado, al lado derecho se encontraba la barra, la mayoría de los que estaban allí eran hombres que no tenían compañía a excepción de uno que al parecer tenía una pelea por una chica, solo logré verlo de espaldas, ya que se dirigió con su contrincante a la salida trasera, al girar a la izquierda, había una habitación, lo que la separaba del resto del lugar eran sus paredes de vidrio, me imaginé que ese podría ser el VIP, en la misma dirección pero más al fondo, se encontraba un sector donde habían sofás, mesas y sillas, para los menos ricos- los que no pueden pagar el VIP, pensé - las luces y corta imágenes se encontraban por los bordes superiores de todas las paredes del lugar, y del cielo pendían largas cuerdas de piedras de cristal.
Rose tomó mi mano y me llevó al centro de la pista de baile, se posicionó frente a mí y comenzó a bailar, que incomodo me resultaba, no soy buena para el baile, debo admitirlo, intenté hacer lo que mejor pude. A lo lejos divisé dos chicos que se acercaban abriéndose paso entre la gente, no les dio mucho trabajo ya que ambos eran corpulentos, ambos miraban a Rosalie que se encontraba de espaldas, seguro la conocían.
-¡Rosalie!- gritó uno de ellos, el más corpulento.
-¡Emmett!- respondió Rosalie cuando volteó en dirección del grito y dio un brinco lanzándose a los brazos del desconocido para mí.
Claro que los conoce, pensé.
El susurró algo en su oído, aunque intenté oir no pude, luego Rose se acercó a mí, para hablarme al oido.
-Emmett es mi nuevo novio, trajo un amigo, por favor se linda, ¿quieres?, me lo debes- finalizó tocando mi punto débil- se alejó y me miró fijamente, yo miré a los chicos y ambos me dedicaron una sonrisa, que yo  devolví gentilmente aunque quería salir corriendo del lugar.
-Él es Nahuel- dijo Emmett casi gritando cuando se me acercó y palmeo en la espalda al chico que me estaba presentando.
-Hola- me dijo dándome un beso en la mejilla muy rápido- parecía algo ansioso, pero no podía juzgarle sin siquiera haber intercambiado palabras con él.
Pero algo me dijo que lo mantuviera con distancia.  
-Hola- respondí de vuelta- bailamos por alrededor de unos diez minutos sin cruzar palabras, solo quería que pasara rápido el tiempo.
Nahuel me sonreía y por momentos se acercaba demasiado. Intentaba tomar mis manos pero yo siempre lo impedía sutilmente.
Rosalie estaba fascinada, colgada casi del cuello de su novio, de un momento a otro se me acerco nuevamente.
- Ya sé dónde está Alice, iré por ella- me gritó cerca de mi oreja. Antes de que pudiera marcharse la tomé del brazo- no te atrevas a dejarme sola- le advertí.
-Sólo será un minuto, lo prometo- gritó mientras era arrastrada por Emmett a quien sabe donde- me quedé a solas con Nahuel.
-¿Quieres beber algo?- me pregunto Nahuel acercándose.
-Un jugo estaría bien- respondí.
-¿Quieres acompañarme o esperarás aquí?
-Yo esperaré aquí, Rosalie volverá enseguida- dije aunque ni yo me lo creí.
Pasaron unos cinco minutos y sentí necesidad de ir al tocador, no quería moverme de allí porque si me perdía las probabilidades de que Rose me contestara el móvil eran casi nulas y tendría que regresarme sola, pero mi necesidad se volvía urgencia. Me encaminé hacia una orilla de la pista para poder pedir indicaciones, mientras mensajeaba a Rose avisándole donde me encontraría, cuando choqué de frente con alguien, me tomó por sorpresa y mal parada, así que me fui al piso, y con el impacto el dejó caer su trago en mi blusa. Me levantó de un solo intento, y me comenzó a arrastrar entre la gente.
-¡Suéltame, por favor!- le grité en reiteradas oportunidades, pero parecía sordo.
-!Ya tranquilízate, por favor¡- dijo cuando al fin me soltó.
Comencé a insultarle, mientras me acomodaba la ropa empapada, él sólo me miraba con cara de bobo, y no reaccionaba con todo lo que yo le estaba diciendo, en uno de los momentos en que levanté la mirada hacia su rostro me di cuenta que sus ojos eran realmente bellos, mi corazón se aceleró, me distrajo y bastó ese segundo de debilidad para que él lo aprovechara y me besó, sin que yo pudiera reaccionar.
El tener sus manos sosteniendome de la cintura fue una sensación nueva, agradable,  sus labios se mezclaron con los míos con una facilidad que jamás imaginé para mi primer beso, era algo que no podría describir con palabras.
En un instante de cordura recordé que no le había dado mi consentimiento para que me besara, con pocas ganas lo aparté  de mi y le di una bofetada mientras le grité que era un imbécil.
-¡Al menos podrías disculparte, en vez de insultarme, me estrellaste y derramaste mi whiskey ¿te atreviste a golpearme?- me dijo llevándose una de sus manos a la mejilla que le había golpeado.
-Deberías traer un letrero en la frente para prevenir a las chicas lo bestia que eres- respondí cruzándome de brazos.
Solo rió mientras seguía  mirándome con esos ojos que me hacían divagar.
-Renesmee, ¿estás bien?- oí a alguien que llegó a mi lado-¿este imbécil te está molestando?- pregunto Nahuel indignado y apuntando al hombre en cuestión. 
Él miró a Nahuel de forma amenazante así que preferí evitar conflictos.
-No Nahuel, solo fue un pequeño accidente- dije haciéndole un gesto a mi besador, para que me siguiera la corriente, solo sé que no quería meterme en problemas.
Tomé del brazo a Nahuel y le pedí que nos marcháramos, el me obedeció y nos alejamos de vuelta a la pista de baile, no pude evitar  pensar en que tal vez no lo volvería a ver, entonces giré para mirarlo y aún me estaba observando, tuve una sensación extraña, pero yo no era de dejarme llevar por esas cosas así que intenté no pensar en eso, o más bien engañarme a mí misma ignorando que él provocaba algo en mi.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora