Ya lo creyeron

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Capítulo 41

Ella también me miraba fijamente volviendo a hacer su tick. Tomó un pedazo de su carnoso labio inferior y se lo mordió dejando un rastro brillando.

- Nos falta algo por hacer Jung.- le dije aún viéndola.

-Ya conocí a tu abuelo.- me dijo. Algo perdida. No pude evitarlo y se me escapó una sonrisa.

-Aparte de eso.- ella como que reaccionó y se separó cortando la conexión que traiamos.

-¿Qué cosa?.- me pregunto algo asustada.

-Cerrar el trato con un beso como sello.- le dije. No voy a mentirme, ella es linda, tiene un aura lleno de ternura que hace querer abrazarla, y si voy a poder besarla todo lo que quiera lo voy a aprovechar.
Se separó aún más y abrió los ojos como platos.

- Emiliano, no tiene que ser así.- tenía razón tal vez estaba algo alterado por lo que acababa de pasar con Andrea.

-Si, tienes razón.- recobre el sentido y me separe un poco de ella. - Dime, ¿ya te aburrió estar aquí?.- le pregunto.

- En lo que cabe, con los que tengo confianza están con su pareja y no quiero incomodar.- me dice apenada.

-¿Lo dices por Montserrat?.- pregunto.

-Si, esta en la piscina con Martín, siento que sería feo ir a hacerles un mal tercio ¿No crees?.- me miro.

-Si, claro.- me le quede observando, tenía varios lunares en su rostro, conozco a varios con pecas pero ella tenía lunares, sus pestañas así dobladitas hacia que se le vieran más rasgados sus ojos cafés.

-Emilio, cuéntame de ti.- escucho su petición. No suelo hacer estas cosas, pero ella trasmite mucha confianza, no dudó que terminaremos siendo buenos amigos.

-Pero volvamos a entrar a la piscina, y prometo responderte a todo lo que preguntes.- le digo levantándome.

Ella dudo un momento y también se levantó, estaba por caminar y le agarre de su mano.

-Tienes que quitarte el vestido.- le dije viéndola.

No se que tenía ella, pero no me gustaba la manera en la que se avergonzada de su cuerpo.
Ella sólo asistió y le vi miedo en sus ojos dándome un sentimiento desagradable en mi interior.
Se quitó el vestido y camino rápido a la piscina, entre antes que ella para ayudarla a bajar y la volví a recibir en mis manos.

-Pues hablemos Leila.- le dije viéndola a los ojos.

-Si, bueno, cuéntame de tu vida.- me volvió a preguntar.

-¿Qué quieres saber?.- le sonreí. No se por que pero con ella me río, tengo confianza, me siento pleno. De verdad que vamos a terminar siendo buenos amigos.

- No lo se, como es que no vives con tu padre.- Leila, acabas de tocar puntos que aún no te puedo revelar.

- Eso no te lo puedo decir, hay cosas que es mejor ignorar en esta familia Leila.- le dije agarrándose la mano.

-Perdón.- me dijo agachado la cabeza.

- No te preocupes, mejor yo hago las preguntas.- le dije.

- Bueno, ya que.- dijo poniendo sus ojos en blando y después sonriendo.

- Dime, por que no te gusta mostrar tu cuerpo.- tenía que saberlo.

- Emiliano...- me dijo bajando la cabeza de nuevo.

-Tenme confianza Leila.- le dije sujetando su barbilla y subiendola.

-Desde siempre he guardado mi cuerpo por que no tiene forma, mi hermana siempre a sido delgada, yo no, comencé a hacer ejercicio y forme mi cuerpo, sin embargo por lesiones tuve que reposar y rápido volví a recuperar peso, cuando me recupere de la rodilla comenzó mi ejercicio diario y lo volví a bajar sien embargo quedaron estrillas que me hacen avergonzarme.- sus ojitos estaban cristalinos, esta niña no era gorda, estaba gruesa, hace un momento si le vi unos cuantos huecos en sus piernas pero es normal, su trasero tiene un buen tamaño, a pesar de que tiene pequeñas lonjas se le forma su cintura y en senos pues Jessica tiene más pero es obvio es más grande por años.

-Pero ¿por eso no muestras tu cuerpo?.- le pregunte.

- Es que siempre me sentí intimidad por mi hermana, ya sabes Jessica es delgada, y tiene un cuerpo formado y ceñido gracias al deporte, yo no tengo confianza en nada.- si, tengo que admitirlo Jess esta como quiere.

-Si, tu hermana es muy hermosa.- su mirada cambió, lo sentí.

-Ella es la bonita de mi familia.- y sonrió triste.

- Por eso ella me gusta, es muy bonita y esta como quiere.- no podía evitarlo, al hablar de Jessica se me salían solas las palabras.

-Lo se, yo también lo admito.- sus ojos y su sonrisa estaban apagadas, no me gustaba.

-¿Y tu has tenido novio? .- me senti incomodo, que tal y no me quiere responder.

-¿Oficial?.- me pregunto.

-Si.- lo admito, eso no me lo esperaba.

-Pues oficial no, pero he tenido pretendientes de meses.- esta niña siempre me sorprende.

-¿Cuantos?.- pregunté por curioso.

-Tuve...-

-Leila, que bueno que están juntos, me gusta que estés con tu novia Emiliano.- nos interrumpió Monste.

-Si, igual a mi me gusta estar con ella.- le dije viendo a mi cuñada y me puse de lado con Leila cerca de mi.

- Eres todo un caso Emiliano.- volteo los ojos Montse. Martín sólo estaba a su lado viéndola y sonriendo como idiota. Pero yo nunca verme así por una mujer.

-Concuerdo.- contestó de la nada Leila, la vi y ella sólo sonrió y me acaricio una mejilla. Ese gesto me desconecto, no me lo esperaba.

- ¿No son lindos?.- hablo Adriana acercandoce de la mano con Felipe.

-Pues ella le quita la cara de amargado a mi hermano por eso yo la acepto.- hablo Martín. Me sorprendí.

-Gracias cuñado.- lo bueno de Leila es que rápido se gana a las personas, y con facilidad se familiariza con ellos.

-Eso es lo que hace una novia ¿no?.- mire a Felipe.- y él me miro confuso y después contestó.

-Claro que si.- abrazando por el cuello con un brazo y besando su frente a Adriana.
Algo que siempre le voy a agradecer a mi cuñada es que le reparó la vida a mi hermano.
Leila sólo consiguió darme una mirada confundida y yo le dije por señas que después le contaba. Ella sonrió y volteó a ver a la pareja.

-Me gusta tu traje Leila.- le hablo Adriana. Su sonrojo no tardó en aparecer en su rostro.
- Gracias, pero hay que admirar el de Montse, mira que bien se le ve.- contestó

No se como, pero haré que ella recupere confianza en ella misma, que se deje a dar alagos y que no sienta vergüenza por su cuerpo. Algo de lo que ella me está dando le devolveré.

Las tres parejas estaban juntas, por curiosidad mire en la dirección de mi madre y ella junto con mis tías nos estaban viendo, esto es lo que quería, te estás ganando todo Jung, mire para mi abuela y ella con sus amigas igual nos miraban. Te felicito Leila.

Tome a Leila de la cintura y la acerque para hablarle un la oreja.

-Ya se lo creyeron.- le susurre. Ella volteó enfrente de mi y me miro directo a los ojos. Me abrazo del cuello y me susurró.

-Vamos a confirmarlo.- y me beso.

Con las miradas del amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora