Momento de telenovela.

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"Hoy entrenamiento de 5:00 a 6:30 en el SHINee, sín falta jovencitas, es para el torneo de mañana."

Ese era el mensaje del entrenador de la selección 99 de basquetbol femenil. Entonces no podía dormir como hubiera querido, me puse a ver la televisión, arregle mi casa mientras esperaba que viniera Jessica de su trabajo. Salí a compra comida para que pudiera almorzar. Y me acosté a dormir como 15 minutos para descansar un rato.


-¡¡Niña, ábreme!!.- escuche desde lejos. Con pesar comienzo a abrir los ojos.

-¡¡Ábreme!!.- ahora ya no lejos lo escuche, me levanté corriendo a abrirle la puerta a Jessica que estaba a fuera.

-Ya voy!!.- le conteste con un tono un poco irritado, odiaba que comenzara a gritarme, ósea se que le molesta estar afuera esperando pero cuando ella me hacia lo mismo no le decía nada.

-Ya te dije que cuando te duermas, dejes la llave colgada para que no te despierte o no me quede afuera.- me dijo entrando a la casa.

-Se me olvidó, no era mi intención quedarme dormida.- le dije con fastidio.

-Que compraste de comer?.- me dijo dejando su casco en su lugar.

-Pechugas rellenas con Filadelfia.- le conteste acostándome en mi cama.

No vi que hizo mi hermana y yo seguí durmiendo una hora más.
Desperté a las 4:25 para bañarme y poder ir a entrenar. No sabía que ropa poner así que puse sólo un short negro deportivo y una camisa azul. Coloque mis tenis y me fui.


El entrenamiento estuvo pesado, el maestro me exigía más resistencia ya que sólo mi compañera Ana y yo jugábamos en un equipo de categoría mayor y pensaba que sólo por eso nosotras debíamos de tener mejor rendición física.

Pase a casa de mis abuelos cuando acabo mi entrenamiento ya que quedaba a dos cuadras.

-Hola mami, como esta? - salude de beso a mi abuela que estaba sentada afuera de su casa. Creo que por eso me encantaba estar con mi abuela, es tranquila, amorosa, gentil y muy humilde.

-Bien hija, ¿estas cansada? ¿Tienes hambre? Hay un pan en la mesa- me dijo.

-No, estoy bien, y mi abuelo?.- le dije entrando a la casa y entrando al cuarto.
-Hola papi, que hace?.- Observe que estaba acostado en su cama.

-Estoy viendo la tele hija, y tu? Ya acabaste el entrenamiento o estas yendo apenas?.- me dijo mi abuelo.

-No, acabo de terminar.- le dije y salí con mi abuela.

Estuve con mi abuela un rato hasta que llego mi mamá y me fui a mi casa.
Me bañe, cene y estuve en mi celular un rato hasta que me dormí ya que en la mañana tendría un torneo.




Sonó mi alarma y me metí a bañar, después me arregle y tome un yougurt para que no vaya con el estómago vacío.

El primer partido jugué un cuarto y medio y me mantuvieron en la banca, no volví a jugar. En el equipo de mi categoría yo era cambio. En cambio con el equipo donde jugaba con Jessica yo era titular.
Término mi partido y Esteban nos trajo unas tortas para pasar el hambre. Vi los demás partidos, y jugué de nuevo.
Así estuvo mi día hasta que acabo de último partido, 2 ganamos y 3 perdimos.
Ya eran las 6:30 de la tarde y Esteban nos llevo al Habibi donde estaban jugando los equipos varoniles.
Llegamos pero yo necesitaba ir al baño así que me dirijo cerca de la cancha de fútbol, por un momento me quede viendo a los jugadores por sí estaba jugando Lorenzo pero la pelota la mandaron cerca y se acercó corriendo un jugador.
Estaba colorado, despeinado y se veía muy diferente a como suelo verlo.

-Emiliano...

Con las miradas del amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora