Con las miradas del amor.

Algo extraño.

Me levanté con pesar, me dolían mis piernas al caminar, ese dolor de cuerpo y saber que tenía que ir a la escuela hacían ver mi mañana muy mala.

Me dormí la primera clase, no se cómo pero me las había arreglado para acomodarme en mi banca y dormir. Aranza me levanto cuando entro la maestra de Comunicaciones.

-Oye que paso con Zelo?.- le pregunte por que ya la veía muy apegada a Bruno .

-La verdad es que luna me dijo que esta más enfocado el el fútbol y que no quiere nada con ninguna chica.- me comento Aranza con la cabeza abajo.

-Y tu que me cuentas?.- le dije a Catalina .

-Que estoy preocupada por que Yuri se esta comportando muy rara con nosotras, ¿no te has dado cuenta?.- Aranza y yo nos miramos.

-A que te refieres?.- le conteste.

-A que...- y fue interrumpida por Méndez.

-Oigan, que clase nos toca después de esta?.- las tres le lanzamos unas miradas asesinas.

-Deportes.- le conteste y se sentó en el asisto que está a mi lado derecho.

La no pudimos seguir hablando ya que la maestra comenzó a dar su clase y si nos veía hablando nos sacaría de su salón con puntos menos. Mis amigas estaban prestando atención y tomando nota de lo que estaba dictando, por otro lado Méndez me estaba pintando el brazo, escribía "Emiliano Cabrera" en mi libreta y yo me reía y le daba un pequeño golpe con mi lapicero.

Cuando la clase acabo esperamos a que entrará nuestro maestro de Deportes y pasara lista para que vayamos a comer., pero Catalina no fue con nosotras así que sólo éramos Aranza y yo.

-Que vas a comer?.- me pregunto.

-Dos empanadas.- me gustaba comerlas.

-Creo que yo igual.- y pedimos lo que comeríamos con una agua normal para Ara y un agua bonafont de Jamaica para mi.

Estábamos sentadas en una mesa donde nos podían ver por el maestro pero no nos dijo nada.

-Me sentare con ustedes por que no quiero estar jugando voli con los del salón.- de la nada llego Mendez y se sentó junto a Aranza. Se perfecto que Mende es un mujeriego machista y por eso la castaña que tengo como amiga jamás le hará caso.

-Tu no comerás?. -le pregunto Ara volteando a verlo.

-No, a mi no me gusta comer en la escuela, puedo tener mal aliento después.- sabías palabras de Emiliano Méndez.

-Pero para eso hay chicles, pastillas de mentas para evitar el mal aliento.- le respondió la castaña.

-Yo si besaría tus labios que son tan pequeños, me gustan.- le dijo abrazándola de la costillas. No pude evitarlo y se me escapo una pequeña risa poco audible.

-Mira allí viene tu inalcanzable.- Nisiquiera tuve que voltear para saber de quién estaba hablando mi compañero.

-Idiota, deja de decir eso.- le dije poniéndome un poco nerviosa e inquieta.

Paso a lado de nuestra mesa, viendo a su tocayo y mandándole un saludo, pero siguió su camino, yo había dejado de comer y muy discretamente le seguí con la mirada. El dio muchas vueltas por las mesas de alado. Y se acercó a nuestra mesa. Mi corazón salto, estaba a mil por hora, y me miro, no dijo nada, nadie dijo nada, estaba en silencio la mesa y Aranza me miro.

-Chavos, me podrían decir si la Señorita Cruz vino a la escuela.- el maestro de deportes se paró en frente de nosotros a preguntarnos tal cosa. En esos pequeños segundos Emiliano tomo una silla enfrente de mi y se sentó. Nuestras miradas eran misteriosas, no era la misma que él tenía con mi hermana, nos veíamos de una forma que me hacia sentir inquieta, no era la mirada arrogante de siempre, buscaba algo, inseguro, nervioso, un Emiliano que no había visto nunca.

-No, no se presentó hoy a la escuela.- le conteste sin dejar de mirar a Cabrera.

-Gracias.- me contesto el profesor.

-De nada.- le conteste. Jamás deje de mirarlo y él no quitaba su mirada de la mía. Me sentía bendecida, protegida,guapa, segura.

-No es tu maestra la que se va.- pregunto Méndez a su tocallo.

-Si, te veo alrato.- y se levantó y se fue corriendo sin volver a mirarme.

-Necesitanos hablar con Catalina.- me dijo Aranza.

-Bueno chavas yo me tengo que ir.- y Méndez también se fue.