Capítulo 1

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Narra Arianna

Brooklyn, New York, USA.

Todos mis parientes estaban ahí para despedirme. Bueno, no es como si le importara a mucha gente. En verdad, sólo estaba mi madre, mi tía Sarah, y dos de mis buenas amigas.

-Ya deja de llorar, no he muerto.- Le dije a mi madre. Ella no había parado de sollozar desde que se levantó ésta mañana.

-Lo sé, pero aún no me creo lo grande que estás.- Traté de regalarle una sonrisa para reconfortarla, pero en lugar de eso, me salió una extraña mueca. Eso de hacer sentir bien a los demás definitivamente no es lo mío.

-Susie,- Le dijo mi tía a mi madre- deja que Arianna se despida de sus amigas antes de que el avión despegue sin ella.

Mi madre me dio un último abrazo de despedida y, junto con mi tía, se dirigieron a la salida.

-Ari, promete que vendrás a vernos luego.- Dijo Bailey.

No le respondí nada. Ya sabíamos cómo era Bailey, siempre nos presionaba con cosas como ''Promete que siempre seremos amigas'' ''¿Yo y Venus somos tus mejores amigas, verdad?". No entiendo porqué hace ese tipo de preguntas, pero a veces pienso que es sólo para hacerme enojar.

-No le hagas caso, lo hace para molestarte.- Me dijo Venus, como si me hubiera leído el pensamiento.

Después de una cuantas palabras y abrazos más, al fin me soltaron y pude abordar el avión.

El vuelo fue largo y aburrido. La chica que estaba sentada a mi lado trataba de conversar conmigo, pero luego de un tiempo se rindió.

Después de recoger mis maletas, tomé un taxi y me dirigí al campus donde iba a vivir mis próximos años. Fui a recoger las llaves de mi nueva habitación y caminé hacia ella, rogando que mi compañera de cuarto no fuera de esas locas por el estudio, o de esas perras que hablan todo el día de esa mierda a la que llaman amor.

Cuando llegué a la puerta, giré el pomo y entré. Dentro de la habitación había una chica de cabello rubio mirándome desde el borde de una de las camas.

-Hola, mi nombre es Megan, ¿cómo te llamas?- Dijo la rubia.

-Arianna.- Le respondí a Megan. Ella pasó la siguiente media hora hablándome. No estoy segura sobre qué, porque no la escuché por completo, pero al parecer ella ya estaba en esta universidad desde hace un año.

-Hey, Ari.- Escuché a Megan decir, y me di cuenta de que me había hecho una pregunta.

-Mmh?

-Te estaba preguntando si querías salir a divertirte hoy.- No le respondí, pero creo que mi cara lo dijo todo- Oh, vamos Ari.

-Iré si dejas de llamarme así.- Nunca me había gustado que abreviaran mi nombre de esa forma. Todos en América lo hacían y ya era causa perdida, pero quizás aquí en Londres pueda cambiarlo.

-Oh, lo siento, ¿Anna está bien?- Esta chica era insoportable, ¿por qué no sólo se calla? Creo que interpretó mi silencio como un si.- Genial, entonces, ¿vienes a la fiesta de ésta noche?

-Como sea.- Le dije para que dejara de hablar.

Megan comenzó a arreglarse en el mismo minuto en que acepté ir. No entiendo porqué la mayoría de las chicas son así. Están horas frente al espejo y al final sólo quedan peor de lo que estaban. En lo que a mí respecta, esperé hasta último minuto para ponerme mi camiseta, shorts y vans negras. Me apliqué un poco de delineador, máscara de pestañas y labial. En menos de 10 minutos ya estaba lista.

Megan me llevó a un lugar cercano al campus. Era un bar llamado UNIBALL. Apenas entramos perdí de vista a Megan.

No sabía qué hacer, así que me fui a sentar a una mesa vacía. No sé porqué había aceptado venir aquí, nunca me habían gustado las fiestas. Todo esto es una mierda.

Me paré, decidida a salir de este bar, y justo en el momento en que estoy de pie, un chico de pelo liso castaño y ojos verdes, choca contra mí.

-Hey, lo siento- Puede ver en sus ojos que está más que drogado.- Mi nombre es Mason, ¿te gustaría bailar un poco?

-No.- Traté de seguir mi camino, pero él me lo impidió, poniendo ambas manos sobre mi cintura y tirándome hacia él.

-¡Suéltame!- Dicho esto, él sólo forzó más su agarre.

-Deberías saber que pocas chicas son capaces de rechazarme.- Sentí como sus manos bajaban por mi cintura.

-¡Suéltame ahora mismo!- Sus manos llegaron a mi trasero y fue entonces cuando reuní todas mis fuerzas y di la mejor cachetada que había dado en toda la vida.- ¡Maldito hijo de puta, no vuelvas a tocarme!

No fui consciente de la gente que se había acumulado a nuestro alrededor hasta este momento.

-No me grites, zorra- Respondió Mason y me agarró del pelo, tirándome contra el borde de una de las mesas.

Estaba por responderle pero fui interrumpida por otro chico.

-Suéltala- Dijo con voz calmada el recién llegado.

-No te metas.- Respondió Mason.

-Suéltala si no quieres que te rompa la cara.- Amenazó el chico, y al no obtener ningún efecto en Mason, se le tiró encima y comenzó una pelea en donde él era el único que daba golpes.

Yo estaba botada en el suelo y no hice ningún intento en pararme y ayudar a detener la pelea. Después de todo, no me importaba si lo mataba.

Pero se detuvo cuando Mason dejó de tratar de defenderse.

-Vete, y no vuelvas más.- El chico entrometido sentenció.

Mason se paró tambaleante y con la cara llena de sangre y salió lo más rápido posible del lugar.

El chico vencedor se giró para tenderme la mano, yo la cogí y él me ayudó a levantarme.

Su mano se sintió extraña contra la mía y la solté rápidamente.

-Gracias.- Dije, pero él pareció no escucharme.

-¿Qué?- Preguntó.

-Gracias.- No sé porqué lo repetí. No sé porqué lo dije. Esa palabra sonaba extraña saliendo de mi boca.

-¿Quieres un trago?- Ofreció, mirándome fijamente con sus ojos color miel, casi del mismo tono que los míos.

No puedo creer que me esté ofreciendo un trago. Debe ser de esos chicos lindos que creen poder conquistar a cualquier chica. Qué molesto.

-¿Sabes?, que me hayas salvado no quiere decir que vaya a caer rendida a tus pies como seguramente lo han hecho miles de chicas antes.- Ahí fue cuando me di cuenta que no me estaba escuchando, y seguido de eso me percaté de las sirenas policiales que se escuchaban fuera del recinto.

El chico que me ofreció un trago me agarró del brazo y comenzó a correr, me arrastró hasta una puerta que estaba detrás del local y parecía estar buscando algo con la mirada.

Digamos que no me solté de su agarre por dos motivos. El primero, no quería ir a la cárcel. Y el segundo, bueno, realmente no lo sé, simplemente pensé que no pasaría nada, después de todo me salvó de un hijo de puta

Sin embargo, todas mis razones desaparecieron cuando salimos a la calle y la policía nos esperaba. No teníamos salida, todo estaba lleno de esas personas con uniforme azul y pistolas.

Against the Wall ||Zayn Malik||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora